Largas filas se registraron en la basílica de santa maría la mayor para observar el modesto sitio asignado a bergoglio

Miles de personas visitaron ayer la tumba del papa Francisco, enterrado la víspera en Roma tras un multitudinario funeral, a la espera del crucial cónclave para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica. Cerca de 25 mil personas se recogieron hasta ahora ante la tumba de Francisco en la basílica Santa María la Mayor de Roma, indicaron en la tarde fuentes policiales. Entre la multitud estaban muchos jóvenes que viajaron a Italia para la canonización de Carlo Acutis, el primer santo millennial, y que finalmente fue aplazada.
“Me hubiera gustado verlo en la vida real, pero esto también ha sido especial. Me alegra estar cerca de él, un papa que ayudó a todo el mundo”, dijo Julia Graf, una adolescente austriaca de 13 años.
La sepultura del Pontífice 266 es un reflejo de la imagen de sencillez que quiso dar en vida. Está situada en un costado del templo del siglo V, en un antiguo armario para candelabros, entre dos confesionarios.
Franciscus, su nombre de Papa en latín, es la única inscripción en la lápida de mármol, procedente de la región italiana de sus abuelos.
Una copia de la cruz del “Buen Pastor”, que siempre lucía en el pecho, corona el conjunto. Y una rosa blanca puesta sobre su tumba recuerda su devoción por Santa Teresita del Niño Jesús.
Francisco escogió este lugar por su cercanía a la imagen de la virgen Salus Populi Romani, a la que rezaba antes y después de cada viaje.
“Lo que espero de su sustituto es que continúe su labor. Hoy necesitamos unirnos, no dividirnos”, dijo el cardenal maliense Jean Zerbo, tras un rezo de los purpurados ante la tumba de Francisco.
Además, unas 200 mil personas se congregaron de nuevo ayer en la plaza de San Pedro para una misa en su honor, muchos de ellos peregrinos que participan en el Jubileo de la Juventud.