Galindo se toma un «break» en Baja California ante crisis en la capital

Mientras Enrique Galindo viaja al Tianguis Turístico, San Luis Potosí enfrenta asesinatos, falta de agua, protestas y sospechas de corrupción.

Mientras San Luis Potosí enfrenta una creciente ola de inseguridad, una crisis hídrica sin precedentes y protestas ciudadanas constantes, el alcalde Enrique Galindo Ceballos volvió a ausentarse de sus funciones, esta vez con motivo de su participación en el Tianguis Turístico celebrado en Baja California. La decisión ha provocado el rechazo de diversos sectores que cuestionan su falta de presencia en momentos críticos para la capital.

Durante su ausencia, se registró un nuevo asesinato en la zona oriente de la ciudad, específicamente en un área de bares con alta afluencia. El crimen expone la falta de operativos de vigilancia y la ausencia de una estrategia integral de seguridad pública. Vecinos y comerciantes señalan que la presencia policiaca es prácticamente nula y que la delincuencia actúa con total impunidad.

A la par de la violencia, se agudiza la escasez de agua potable en múltiples colonias, donde los ciudadanos llevan semanas sin suministro. En respuesta, han surgido protestas, bloqueos y manifestaciones en distintas vialidades, sin que hasta ahora el gobierno municipal presente un plan claro y viable para resolver el problema. Las pipas no alcanzan y los argumentos oficiales solo agravan el descontento popular.

La constante ausencia del alcalde ha sido duramente criticada. Galindo ha sido señalado en reiteradas ocasiones por mantener una agenda de viajes frecuentes fuera del estado, mientras los problemas locales se acumulan. La imagen del “alcalde viajero” ya ha calado entre los potosinos, que lo acusan de priorizar su proyección política personal por encima de sus obligaciones administrativas.

El sector empresarial también ha manifestado su preocupación ante el incremento del comercio informal, particularmente en el primer cuadro de la ciudad. Denuncian que la falta de regulación está afectando gravemente al comercio establecido, que debe cumplir con impuestos, licencias y normativas que no aplican a los vendedores ambulantes tolerados por la autoridad.

A este panorama se suman las recientes denuncias por presuntas irregularidades en el manejo de los ingresos recaudados por el sistema de parquímetros. Organizaciones ciudadanas han exigido una auditoría externa ante las inconsistencias detectadas en los reportes oficiales, sospechando un posible desvío de recursos o manejo opaco del dinero público.

Mientras tanto, en las colonias más vulnerables, la percepción de inseguridad crece debido a la falta de patrullajes y operativos preventivos. Vecinos afirman que las llamadas al 911 rara vez son atendidas con prontitud y que los elementos municipales están rebasados por la delincuencia, lo que ha generado un sentimiento generalizado de abandono institucional.

La situación actual de la capital potosina exige un liderazgo presente y comprometido con las necesidades urgentes de la ciudadanía. Lejos de eso, el alcalde parece más enfocado en eventos turísticos y giras promocionales que en atender los graves rezagos en servicios públicos, seguridad y transparencia. San Luis Potosí no necesita más discursos, necesita soluciones.

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