Trump causa caos en mercados en sus 100 primeros días

Donald Trump impone tarifas históricas pero frena su guerra comercial tras el desplome de bolsas y presión empresarial.

La guerra arancelaria iniciada por Donald Trump en su segundo mandato desató un impacto global de magnitud histórica, generando caos en los mercados y obligando a la Casa Blanca a frenar la ofensiva tras apenas una semana. El 2 de abril, Trump presentó su lista de aranceles como símbolo de liberación económica, pero el pánico bursátil y la caída de bonos del Tesoro forzaron una pausa de 90 días en la mayoría de las tarifas, manteniéndose solo las más altas a productos chinos, acero y aluminio.

El profesor Alan Deardoff, de la Universidad de Michigan, señaló que los aranceles son la «principal herramienta económica» de Trump, aunque el desplome financiero obligó al Gobierno a recalibrar. Pese a negar preocupaciones, funcionarios como Kevin Hasset admitieron que el alza en los rendimientos de deuda pública aceleró la pausa arancelaria. La Casa Blanca justificó el frenazo asegurando que siempre fue parte de una estrategia flexible de negociación.

Trump aseguró que mantendrá la pausa “hasta que tengamos las cifras que quiero”, destacando reuniones con varios países, aunque sin revelar detalles. Mientras tanto, la incertidumbre presidencial y los vaivenes económicos han frenado la economía estadounidense y afectado las previsiones globales. El FMI, encabezado por Pierre-Olivier Gourinchas, recortó medio punto las proyecciones de crecimiento mundial debido al conflicto comercial.

China ha sido el principal blanco de la política arancelaria, enfrentando un aumento del 145 por ciento en sus productos exportados a EE. UU. Pekín reaccionó imponiendo represalias de hasta el 125 por ciento en productos estadounidenses, intensificando el enfrentamiento. Sin embargo, la admisión de la “insostenibilidad” del conflicto por parte del secretario del Tesoro, Scott Bessent, abrió la puerta a negociaciones para evitar un daño mayor.

Trump reconoció posteriormente que planea reducir “sustancialmente” los aranceles contra China, aunque descartó eliminarlos por completo. No obstante, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino negó estar en negociaciones y exigió a EE. UU. cesar su política de confusión, marcando distancia de un posible acuerdo inmediato.

El apoyo interno a la guerra arancelaria también se ha desplomado. Según una encuesta del Pew Research Center, el 59 por ciento de los estadounidenses rechaza los aumentos arancelarios impulsados por Trump. Además, el 15 por ciento considera que la política comercial es de los aspectos más negativos de su segundo mandato, reflejando un creciente desgaste político y social.

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