
Los Lakers se han quedado sin margen de error. En un partido lleno de emociones, errores clave y una explosión final de talento de Anthony Edwards, los Minnesota Timberwolves vencieron 116-113 en el Target Center, tomando una ventaja de 3-1 en la serie de primera ronda de los Playoffs del Oeste. Y lo hicieron repitiendo la fórmula: mayor energía en los momentos críticos, defensa colectiva férrea y una estrella que no se arruga en los momentos calientes.
El encuentro dejó una postal clara de lo que ha sido esta serie: los Lakers, sin rumbo claro más allá del talento individual, y los Wolves, unidos, precisos, y con hambre. Los angelinos, con Luka Dončić (38 puntos) y LeBron James (27 puntos, 12 rebotes, 8 asistencias) como líderes, se adelantaron tras un tercer cuarto demoledor (36-23), pero se derrumbaron cuando más importaba. El último parcial fue un calvario: 32-19 para Minnesota, con Edwards firmando 18 de sus 43 puntos en ese tramo decisivo.
El joven prodigio de 23 años, que ya es campeón olímpico y una de las nuevas caras de la liga, asumió el protagonismo absoluto. Con un repertorio imparable de penetraciones, triples y tiros libres, desdibujó la ventaja de los Lakers y sentenció con dos tiros desde la línea tras una falta de LeBron revisada por los árbitros. En la última posesión, ni Dončić ni James tomaron el tiro del empate: lo intentó Austin Reaves, y falló.
La derrota deja en evidencia la fragilidad de unos Lakers que soñaron con el título al incorporar a Dončić tras su llegada desde Dallas, pero que hoy ven cómo ese sueño se desmorona. El equipo dirigido por J.J. Redick necesita ahora una gesta: ganar los tres partidos restantes, dos de ellos en casa, para evitar una eliminación que sería un fracaso mayúsculo.