El Hospital Civil de Guadalajara advierte sobre el creciente número de casos graves de quemaduras en adolescentes, debido a accidentes con pirotecnia, bromas peligrosas y agresiones vinculadas al crimen organizado.

En México, las quemaduras graves en adolescentes se han convertido en una preocupación creciente para especialistas del Hospital Civil de Guadalajara, un referente en atención de niños quemados. Ariel Miranda, director de la Unidad de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes del hospital, advirtió que los jóvenes están cada vez más expuestos a lesiones graves por jugar con pirotecnia, realizar bromas peligrosas o verse atrapados en las pugnas de grupos criminales.
A propósito del Día Nacional de Prevención de Quemaduras en la Niñez, celebrado el 27 de abril, Miranda destacó que algunos adolescentes han llegado al hospital tras quedar atrapados en incendios provocados en casas de seguridad utilizadas por el crimen organizado. Estos incidentes, junto con otros tipos de agresiones, están reflejando un cambio en las causas de las quemaduras, que en su mayoría antes eran causadas por accidentes domésticos.
La Secretaría de Salud estima que cada año en México 128,000 personas sufren quemaduras, 42,000 de ellas menores de edad. El Hospital Civil de Guadalajara, que ha sido un centro de referencia nacional e internacional en la atención de quemaduras, ha ampliado recientemente su capacidad para atender a pacientes quemados provenientes de todo el país. A pesar de su experiencia, uno de los retos sigue siendo el manejo clínico deficiente de los casos, especialmente cuando los pacientes tardan hasta 12 semanas en ser trasladados al hospital, lo que genera complicaciones graves.
El hospital cuenta con un equipo multidisciplinario de 108 personas que ofrece tratamiento integral, desde el manejo agudo en las primeras horas hasta la reconstrucción con cirugía láser y la rehabilitación física y psicológica. El objetivo es reducir el porcentaje de mortalidad, actualmente inferior al 2%, a cero, y mejorar la atención en las primeras horas del incidente.
Además de las quemaduras por pirotecnia, las más comunes en niños y adolescentes son las provocadas por líquidos calientes y fuego directo, como en explosivos e incendios. En este contexto, casos como el de Juan Due, padre de un adolescente que sufrió quemaduras tras una descarga eléctrica mientras cuidaba su ganado, ponen en evidencia la importancia de una atención rápida y especializada.
El doctor Miranda también subrayó la necesidad de apoyo psicológico para los sobrevivientes de quemaduras, ya que algunos enfrentan graves secuelas emocionales que pueden llevar a trastornos como el suicidio si no reciben el acompañamiento adecuado. La prevención y la educación en el hogar juegan un papel clave, como lo ejemplifica la experiencia de María Elena Trujillo, madre de una bebé quemada con una bebida caliente, quien enfatizó la importancia de no dejar a los niños cerca de objetos peligrosos.
La situación actual subraya la urgencia de redoblar esfuerzos en la prevención y atención temprana de quemaduras en la población adolescente en México.