El enigma detrás de «Para Elisa» y su inmortalidad en la música

La célebre obra de Beethoven, rescatada tras su muerte, guarda misterios sobre su origen y destinataria.

«Para Elisa», una de las melodías más reconocibles del mundo, pudo haber quedado en el olvido si no fuera por la intervención de un joven musicólogo, Ludwig Nohl, quien descubrió el manuscrito cuarenta años después de la muerte de Beethoven. Compuesta en 1810 como una bagatela para piano, la pieza no fue publicada en vida del compositor alemán, quien la dejó inconclusa en sus borradores personales. Según Marcelo Balat, pianista argentino y profesor universitario, Beethoven era conocido por experimentar y dejar numerosos bocetos sin finalizar.

El manuscrito fue hallado entre las pertenencias de Therese Malfatti, una alumna y amiga de Beethoven, quien, según relatos, pudo haber sido la destinataria de una propuesta de matrimonio del músico. Sin embargo, la historia se complica, pues nunca se encontró el manuscrito original y todo lo que se sabe proviene del testimonio de Nohl. Esta situación ha dado lugar a especulaciones sobre si la obra realmente estaba dedicada a «Elisa» o a «Theresa», debido a la conocida mala caligrafía de Beethoven.

Pese a las dudas sobre su destinataria, los expertos coinciden en que «Para Elisa» es genuinamente obra de Beethoven, ya que existen bocetos fragmentados en sus cuadernos de trabajo. Estos documentos revelan que el compositor revisó la pieza años después, posiblemente para incluirla en su serie de Bagatelas Opus 119, aunque finalmente no la incorporó. Se especula que Nohl ensambló las partes dispersas para dar forma a la versión que conocemos hoy.

La simplicidad y belleza de «Para Elisa» han contribuido a su enorme popularidad. La primera sección, más sencilla, es ideal para quienes comienzan a estudiar piano, lo que ha asegurado su difusión a lo largo de generaciones. La obra ha sido utilizada en películas, caricaturas, teléfonos móviles y diversos medios, convirtiéndose en un ícono cultural global más allá del ámbito clásico.

Beethoven ocupa un lugar fundamental en la historia de la música, no solo como uno de los grandes compositores sino también como un revolucionario artístico. Rompió moldes clásicos, expandió formas musicales como la sinfonía y tendió un puente entre el clasicismo y el romanticismo. Su impacto fue tan profundo que incluso generaciones posteriores de músicos alemanes, como Brahms, sintieron el peso de su legado.

La música de Beethoven no solo es relevante por su innovación, sino también por su capacidad de conmover profundamente a los oyentes, gracias a su sutil combinación de técnica y emoción. Esta conexión emocional explica por qué obras como «Para Elisa» siguen vigentes más de dos siglos después.

Finalmente, el pianista Marcelo Balat resaltó la riqueza de la música clásica argentina, mencionando compositores como Alberto Ginastera, Carlos Guastavino, Astor Piazzolla y talentos contemporáneos como Esteban Benzecry y Alex Nante. Argentina, aún joven en historia musical, tiene un futuro prometedor en la escena clásica mundial.

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