La principal amenaza de la IA no es la pérdida de trabajo, sino del medioambiente

La humanidad está viviendo un punto de inflexión en su historia por la irrupción de las distintas herramientas de inteligencia artificial, que están transformando profundamente las dinámicas sociales, políticas, económicas y ambientales. Esas herramientas bien pueden considerarse como un grupo de tecnologías que pueden procesar información mediante un método iterativo que emula la forma en cómo piensa el cerebro humano.

Gracias a la complejidad de los modelos matemáticos que son parte de los cálculos heurísticos realizados a gran velocidad para ofrecer una respuesta a una pregunta o cuestión dada, representan uno de los avances tecnológicos más importantes en las últimas décadas, sobre todo, en las preocupaciones relacionadas con el potencial impacto que tendrá en los trabajos como los conocemos ahora, en donde algunas industrias serán profundamente revolucionadas, mientras que otras se adaptarán sin problemas.

Todo ello suena muy cautivador, por supuesto, pero existe un elemento que, a nuestra consideración, no se ha debatido con la suficiente profundidad e interés, relacionado con el impacto del uso masivo de estas herramientas en los recursos naturales que se encuentran en los lugares en donde se establecen los centros de datos que sirven como núcleos para el procesamiento de datos.

En sí, estos centros de datos tienen un impacto considerable en el planeta, considerando situaciones que van desde la necesidad de utilizar minerales raros en la producción de microchips especializados, que en muchas ocasiones son obtenidos utilizando métodos que afectan negativamente mediante la generación de desperdicios electrónicos peligrosos para la salud humana, hasta la abundante necesidad de utilizar agua para enfriar los servidores, que podría llegar incluso a consumir más de este recurso que países enteros en el futuro, además de la emisión de gases de efecto invernadero y la correspondiente huella de carbón.

Este panorama nos hace preguntarnos: ¿de verdad vale la pena este modelo de desarrollo en el que se ve involucrada en forma tan entusiasta la humanidad?, es decir, ¿de verdad vale la pena crear un dibujo tipo anime Ghibli para compartirlo en nuestras redes sociales?, es una tendencia un poco simple como para comprometer la calidad de nuestra existencia, sólo por algunos likes en nuestras redes sociales.

Para aquellos que crecimos con historias ficticias que contaban la visión distópica de las películas que afirmaban que las máquinas tomarían el control del planeta en cuanto pudieran volverse conscientes y autómatas, en un escenario en donde un proceso de cálculo computacional concluyera que los seres humanos somos innecesarios en la Tierra, creando un conflicto que terminaría con la vida como la conocemos al momento, esta realidad nos parecía terrorífica pero completamente imposible, dada la complejidad de crear una máquina autómata y consciente.

Sin embargo, la realidad de esta distopía podría ser la misma que forma parte de los principales errores del capitalismo, explicada por la principal falla del mercado; el consumo masivo de recursos naturales limitados sería la razón por la cual la inteligencia artificial acabaría con la humanidad, potenciado por las tendencias en redes sociales para usar herramientas de inteligencia artificial de la manera más burda posible presente en las tendencias del mundo digital.

Por ello, nuestra propuesta es integrar como materia de discusión obligada la ética y la moral, así como la filosofía en los temas de inteligencia artificial, su desarrollo, masificación, uso y diseño, para evitar que nuestra búsqueda de lo absurdo se convierta en el encuentro de lo fatal.

Bienvenido el progreso, por supuesto, si esto ayuda a la humanidad. Pero recordemos, en 1885 se hizo un hito industrial al crearse el primer auto como una forma de incrementar la productividad de las personas, y ahora 140 años después estamos bastante preocupados por el ambiente y el cambio climático.

Sea esta una llamada de atención para todas y todos, porque si las próximas guerras de la humanidad posiblemente sean peleas por agua, el uso indiscriminado y masivo de la IA podría acelerar este proceso de deterioro ambiental.

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