Unos 60 purpurados participaron en la primera congregación de cardenales

La primera congregación de cardenales se lleva a cabo en el Vaticano tras la muerte del Papa Francisco, donde se aprueban los primeros detalles del proceso y el funeral.

Este martes 22 de abril de 2025, unos 60 cardenales participaron en la primera congregación tras la muerte del papa Francisco, la cual se celebró en el Vaticano. La reunión, que tuvo una duración de una hora y media, comenzó a las 9:00 h local y finalizó a las 10:30 h, con una oración en sufragio por el pontífice argentino fallecido a los 88 años.

Durante la congregación, se leyeron los párrafos 12 y 13 de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que regula la Sede Vacante, y los cardenales prestaron juramento. También se leyó el testamento de Francisco, en el que el papa dejó disposiciones claras para el proceso posterior a su fallecimiento, incluida su voluntad sobre el entierro en una tumba sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.

Las primeras decisiones aprobadas en esta congregación incluyeron el traslado del féretro del papa este miércoles para ser expuesto a los fieles, y la confirmación de que el funeral se llevará a cabo el sábado 26 de abril, a las 10:00 h en la Plaza de San Pedro.

Mañana, miércoles 23 de abril, a las 17:00 h, se celebrará la segunda congregación, en la que se seguirán discutiendo detalles clave del proceso de sucesión papal y otras disposiciones necesarias para los días posteriores.

Legado de Francisco y el Cónclave

La primera congregación también destacó el legado del papa Francisco, quien durante su papado nombró al 80% de los 135 cardenales que participarán en el cónclave para elegir a su sucesor. Con cardenales de 71 países, este cónclave será el más numeroso de los últimos tiempos, superando el número habitual de 120 cardenales.

El papa Francisco, conocido por ser el primer papa latinoamericano, también dejó instrucciones claras para el ritual de su fallecimiento, incluyendo la anulación del anillo del Pescador y los sellos papales, lo que garantiza que nadie pueda firmar documentos en su nombre tras su muerte. La causa de su deceso fue determinada como un ictus cerebral, lo que provocó un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible.

Este proceso será seguido de cerca por el mundo entero, pues marca el fin de una era de liderazgo en la Iglesia Católica y el comienzo de una nueva etapa con la elección de un nuevo pontífice.

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