Sellan el apartamento y revelan testamento del Papa Francisco

El testamento del papa fue escrito en 2022 y revela su último deseo de reposar junto a la Virgen María.

La noche de este lunes 21 de abril de 2025, a las 20:00 horas, tras el traslado del cuerpo del papa Francisco a la capilla de su residencia en la Casa Santa Marta y el sellado formal del apartamento papal, el Vaticano difundió el testamento que el pontífice había dejado por escrito desde el 29 de junio de 2022. El documento revela el deseo profundo de Jorge Mario Bergoglio: ser enterrado en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, un lugar al que siempre acudió con devoción al comenzar y terminar cada uno de sus Viajes Apostólicos. Su testamento es breve, sencillo, pero profundamente espiritual y humano, como fue su estilo de vida y pontificado.

“Franciscus”, simple y sin ornamentos, será la única inscripción en la tumba del primer papa latinoamericano de la historia. El testamento refleja la humildad característica del pontífice argentino, quien pidió ser enterrado “en la tierra, sin decoración particular”, y que los gastos de su sepultura fuesen cubiertos por un benefactor cuya identidad no se reveló. La ubicación elegida por el propio Francisco está en la nave lateral entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, dentro del santuario mariano que marcó el inicio y el cierre de muchas de sus misiones internacionales. Para él, este lugar tenía un significado espiritual profundo, ligado a su amor por la Virgen María.

Desde su elección en 2013, Francisco cultivó una relación muy cercana con Santa María la Mayor. Su primera salida del Vaticano tras ser elegido pontífice fue justamente a esta basílica, donde rezó ante la imagen de la “Salus Populi Romani”, patrona de Roma. Volvió al mismo sitio tras cada viaje, dejando flores, agradeciendo y encomendando al mundo a la Madre de Dios. El testamento indica que en este templo mariano encontrará descanso eterno. El documento fue custodiado por Mons. Rolandas Makrickas, comisionado extraordinario del Capítulo Liberiano, quien ya había recibido instrucciones puntuales del papa.

El testamento no incluye disposiciones sobre bienes materiales, ni instrucciones doctrinales, lo cual refuerza su perfil como un líder austero. Su mayor preocupación fue siempre pastoral y espiritual. En el texto también deja una frase de despedida: “Ofrecí al Señor el sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos”. Esta frase resume los valores que marcaron su papado: humildad, justicia social y fraternidad universal, pilares de su encíclica Fratelli Tutti.

Francisco ofreció su enfermedad y deterioro físico como una forma de entrega a Dios y al bien común, en línea con su visión del servicio cristiano. El dolor de sus últimos años fue notable, pero lo asumió sin protagonismo ni victimismo. Su testamento lo consagra como un testigo de fe que nunca pretendió la gloria, sino el acompañamiento. En sus propias palabras: “Que el Señor conceda la recompensa merecida a quienes me han amado y continuarán orando por mí”. Francisco quiso despedirse con agradecimiento, sin discursos, con la misma sencillez con la que vivió.

La basílica Santa María la Mayor ya ha iniciado los preparativos para acoger el sepulcro papal. La expectación mundial sobre las exequias es enorme, pues se espera que millones de fieles viajen a Roma para despedirse del papa que revolucionó la Iglesia con gestos, cercanía y lenguaje directo. A diferencia de sus predecesores, Francisco no será sepultado en la gruta vaticana bajo San Pedro, sino en un santuario más íntimo, mariano y profundamente ligado a su devoción personal. Su decisión simboliza su distanciamiento de las pompas del poder eclesial.

A partir de este momento, el Vaticano comenzará el complejo protocolo para la elección de un nuevo pontífice. Mientras tanto, el testamento difundido queda como un legado espiritual y testimonial de un papa que eligió ser “siervo de los siervos”, y que quiso partir sin honores, pero con fe. La inscripción “Franciscus” sobre su tumba será discreta, pero imborrable en la memoria de millones. Como él mismo lo escribió: “Sintiendo que se acerca el fin de mi vida terrena y con viva esperanza en la Vida Eterna… Amén”.

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