Causas de muerte de Francisco, serán reveladas después del rito de constatación

El pontífice argentino falleció este 21 de abril a las 7:35 h, tras una prolongada complicación respiratoria. El Vaticano anunció que los funerales seguirán disposiciones especiales establecidas por el propio Papa.

El papa Francisco murió este lunes 21 de abril a las 7:35 h, en su apartamento de la Casa Santa Marta, donde residía desde el inicio de su pontificado. La oficina de prensa del Vaticano informó que las causas oficiales del fallecimiento se darán a conocer tras el rito de constatación de la muerte, que se celebrará hoy a las 20:00 h locales en la capilla de su residencia, conforme a los deseos expresos del propio pontífice. Su muerte se da tras más de dos meses de complicaciones respiratorias que lo mantuvieron hospitalizado durante 38 días en Roma.

Francisco había optado desde el inicio de su pontificado por no vivir en los apartamentos papales del Palacio Apostólico, sino en la Casa Santa Marta, buscando un estilo de vida más sencillo y accesible. Allí, en su modesto apartamento, rodeado de colaboradores cercanos, vivió sus últimas horas. De acuerdo con el protocolo vaticano, el rito de constatación de la muerte no se realizará en el Palacio Apostólico, como se hacía tradicionalmente, sino en la capilla de la misma Casa Santa Marta, por decisión previa del Papa.

El cuerpo del papa Francisco será velado inicialmente en la capilla de su residencia, y podría ser trasladado este 23 de abril a la Basílica de San Pedro, donde será expuesto para el homenaje de los fieles. Las modalidades exactas del traslado serán discutidas y anunciadas tras la primera Congregación de los Cardenales, programada para la mañana del martes. Esta reunión, además, definirá la fecha oficial del funeral y del inicio del cónclave que elegirá a su sucesor.

A diferencia de sus predecesores, el papa Francisco dejó claras instrucciones para simplificar su funeral. Según el nuevo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el cuerpo será expuesto sin catafalco, en un único ataúd de madera con revestimiento interior de zinc, y no se colocará el báculo papal junto a su féretro durante la exposición pública. Estas decisiones reflejan su constante predilección por la sobriedad y su rechazo a las formas de ostentación, aún en la muerte.

Otro de los elementos simbólicos que el papa Francisco eliminó fue el uso de los tradicionales tres ataúdes en el entierro papal: uno de ciprés, otro de plomo y uno de roble. El pontífice dispuso que se utilice un solo ataúd, simplificando el procedimiento fúnebre en consonancia con su visión pastoral centrada en la humildad. Esto representa un cambio significativo respecto a la tradición de siglos en la Iglesia Católica.

Los cardenales de todo el mundo ya han sido convocados a Roma para iniciar las congregaciones generales, donde discutirán la situación actual, coordinarán los funerales y determinarán la fecha del cónclave. Solo los cardenales menores de 80 años podrán participar como electores en este proceso. Se prevé que las sesiones preparatorias comiencen este martes por la mañana en el Vaticano.

El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, será recordado como un reformador, cercano a los pobres y defensor de una Iglesia más incluyente. En vida, dejó por escrito varias disposiciones sobre cómo debía llevarse a cabo su sepelio, destacando siempre su interés por la sencillez. Estas instrucciones, ahora en curso, marcan un nuevo precedente en los ritos fúnebres papales.

Miles de fieles se espera que acudan a la Basílica de San Pedro para dar el último adiós al Papa. El lugar, símbolo del catolicismo universal, servirá como escenario para honrar su legado. Las autoridades vaticanas establecerán horarios y condiciones de acceso para el público, en lo que se anticipa como una de las mayores concentraciones de creyentes desde el fallecimiento de Juan Pablo II en 2005.

Con la muerte de Francisco, la Iglesia entra oficialmente en período de “sede vacante”. El cónclave para elegir al nuevo pontífice deberá comenzar entre 15 y 20 días después del deceso. El mundo mira ahora hacia la Capilla Sixtina, donde los cardenales deberán discernir, entre oraciones y deliberaciones, quién será el próximo sucesor de Pedro. La historia está en marcha, con un nuevo capítulo por escribirse.

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