El pontífice y el vicepresidente de EE.UU. intercambiaron saludos por Pascua en medio de tensiones sobre migración y cooperación internacional.

El papa Francisco recibió este domingo al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en su residencia de Casa Santa Marta, en un breve encuentro en el que ambos se felicitaron por la Pascua. El saludo tuvo lugar a las 11:30 horas y duró apenas algunos minutos, según informó la oficina de prensa del Vaticano.
Durante la reunión, el papa y el vicepresidente se limitaron a intercambiar saludos pascuales, mientras en la Plaza de San Pedro se desarrollaba la misa del Domingo de Resurrección, presidida por el cardenal Angelo Comastri. Francisco, aún en recuperación tras 38 días de hospitalización por una neumonía bilateral, no participó en los ritos de Semana Santa, aunque apareció para impartir la tradicional bendición «Urbi et Orbi».
Un día antes, JD Vance sostuvo una reunión más extensa con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, donde abordaron temas internacionales y humanitarios. En la conversación se tocaron asuntos como la situación de los países en guerra, la migración, los refugiados y los presos, destacó el Vaticano en un comunicado posterior.
En el encuentro también se reafirmó el compromiso común de la Santa Sede y Estados Unidos para proteger la libertad religiosa y trabajar conjuntamente por los más vulnerables. Ambas partes destacaron el valor de la cooperación bilateral en cuestiones de interés global y reafirmaron el deseo de mantener un diálogo sereno y fructífero.
Vance, acompañado por su esposa Usha y sus tres hijos, participó en la ceremonia en San Pedro sentado en primera fila frente al altar papal. Converso al catolicismo desde 2019, el vicepresidente representa un sector ultraconservador que ha mostrado discrepancias con Francisco en temas clave como la acogida de migrantes y la política exterior.
En febrero pasado, el papa Francisco envió una carta a los obispos estadounidenses en la que criticó abiertamente las deportaciones masivas impulsadas por la administración Trump, señalando que “lastiman la dignidad de muchos hombres y mujeres”. La misiva urgía a la Iglesia a rechazar discursos discriminatorios, una postura que evidencia la tensión con figuras como Vance dentro del propio catolicismo estadounidense.