Noche de fe y solemnidad en la Procesión del Silencio 2025

Miles de asistentes presenciaron una de las expresiones religiosas más solemnes del país, con una impecable organización y profundo respeto por la tradición

El despliegue litúrgico y espiritual volvió a conmover a propios y visitantes; un cortejo mudo, pero elocuente, en el que el alma colectiva habló con más fuerza que las palabras

Bajo un cielo sereno y la luz tenue de los faroles, la Procesión del Silencio 2025 recorrió este viernes 18 de abril las calles empedradas del Centro Histórico de la capital potosina, en un despliegue litúrgico y espiritual que volvió a conmover a propios y visitantes.

A las 20:00 horas, el clarín del Centurión retumbó frente al Teatro de la Paz, y tres golpes en la puerta del Templo del Carmen marcaron el inicio del recorrido: un cortejo mudo, pero elocuente, en el que el alma colectiva habló con más fuerza que las palabras.

Con una asistencia estimada de cerca de 15,000 personas, la edición 2025 consolidó una vez más su lugar como la segunda más importante del mundo, después de la de Sevilla. Entre los asistentes, se contabilizó un 15% de turistas internacionales, atraídos por la solemnidad, el arte sacro y el profundo sentido de pertenencia que irradia esta celebración reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de San Luis Potosí desde 2013.

A lo largo de 3.5 kilómetros, 32 cofradías avanzaron en riguroso orden cronológico, representando los 23 pasos del Vía Crucis. Desde la Cruz de Guía hasta el paso final de Nuestra Señora de la Soledad, cada una de las 26 imágenes sacras fue cargada por costaleros encapuchados, cuyas túnicas, mantillas y cirios evocaron no sólo el luto de la Pasión, sino también la esperanza de la Resurrección.

En completo silencio, sólo interrumpido por los redobles de tambores y cantos de saetas, se vivió un momento fuera del tiempo.

El recorrido incluyó pasos icónicos como el Cristo Roto, el Ecce Homo, la Cofradía de la Preciosa Sangre y el Santo Entierro, todos cargados sobre andas de madera que exigieron fuerza y devoción de los participantes. Muchos caminaron descalzos, otros con cadenas o en señal de penitencia. Las mujeres, vestidas de negro riguroso, portaron el luto con dignidad; los niños, como nazarenitos, recordaron que esta tradición vive y se hereda.

Uno de los momentos más conmovedores fue el paso bajo palio de la imagen de la Virgen de la Soledad, tallada por el artista Sixto Muñoz, cerrando el desfile con un aura de recogimiento que llenó de lágrimas a muchos espectadores. El silencio no fue ausencia de sonido, sino presencia de lo sagrado, espacio donde lo invisible se vuelve tangible.

Este año, la procesión incorporó medidas de inclusión y accesibilidad que fueron bien recibidas. Se habilitó un espacio especial para personas con discapacidad, se contó con intérpretes en Lengua de Señas Mexicana, réplicas táctiles de pasos y audiodescripción para personas con discapacidad visual.

Así, el acto sagrado abrazó a toda la comunidad, sin distinciones. Las cofradías —algunas con más de un siglo de antigüedad— demostraron una vez más su papel central en esta celebración. Entre ellas, destacaron la Cofradía de la Santa Cruz, la Cofradía del Cristo Roto (fundada por ferrocarrileros en 1966), y las nuevas agrupaciones populares que dan vida y continuidad al fervor potosino.

¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA