El Espanyol dio un paso de gigante hacia la permanencia este viernes tras imponerse 1-0 al Getafe en un duelo de altísima tensión que fue tratado como una auténtica final en el RCDE Stadium. Con un solitario gol de Kumbulla y una actuación monumental del guardameta Joan García, los pericos lograron su tercera victoria consecutiva, manteniendo por tercera vez seguida la portería a cero y alcanzando los 38 puntos, nueve por encima del descenso.
El partido fue una batalla desde el primer minuto, marcado por el estilo rocoso del Getafe y la intensidad típica de los equipos de Bordalás. Sin su capitán Puado, el técnico Manolo González apostó por Jofre como extremo derecho y por Antoniu Roca en la izquierda, sin alterar su esquema habitual.
Kumbulla fue el héroe de la noche al marcar en el minuto 39 tras un córner de Expósito, cazando un balón suelto en el área para firmar el que sería el único tanto del partido. Su actuación también fue clave en defensa, desviando un disparo de Domingos Duarte minutos antes de su gol.
Pero si alguien brilló con luz propia fue Joan García. El joven portero volvió a demostrar por qué se ha ganado el cariño de la afición blanquiazul con dos paradas espectaculares: una en el primer tiempo ante Terrats y otra decisiva en el 50’, desviando un cabezazo de Arambarri que se estrelló en el travesaño. Su intervención fue celebrada como un gol.
El partido se inclinó aún más a favor del Espanyol tras la expulsión directa de Uche al minuto 60, tras una dura entrada sobre Jofre que fue revisada por el VAR. A partir de ahí, los de Manolo González manejaron mejor el partido, aunque el Getafe nunca bajó los brazos.
El conjunto madrileño buscó el empate con insistencia, pero se topó con una defensa perica sólida y un RCDE Stadium que empujó hasta el final. Jofre, Romero y Tejero tuvieron ocasiones para sentenciar, mientras que un gol de Cheddira fue anulado por fuera de juego en los últimos minutos.
Con esta victoria, el Espanyol escala a la duodécima posición y acaricia la salvación. Desde los tiempos de Rubi, hace seis años, el equipo no enlazaba tres triunfos consecutivos. La comunión entre equipo y afición fue total al final del partido, con una celebración a la altura del logro. La permanencia ya no es solo una esperanza: es casi una realidad.
