Tratado contra pandemias marca nuevo capítulo para la salud global

Tras tres años de negociaciones, la OMS avanza hacia una mejor preparación sanitaria internacional.

Después de trece rondas de negociaciones en tres años, los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lograron consensuar un tratado internacional contra pandemias, que será oficialmente adoptado en la Asamblea Mundial de la Salud entre el 19 y el 27 de mayo en Ginebra. Este acuerdo busca evitar la repetición de errores cometidos durante la crisis de covid-19 y fortalecer la capacidad global de respuesta ante futuras emergencias sanitarias.

El impulso inicial para este tratado surgió en diciembre de 2020, cuando varios líderes europeos, con el respaldo del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, plantearon la necesidad de establecer un instrumento jurídico internacional para afrontar futuras pandemias. Poco después, los países miembros aprobaron el inicio de las negociaciones con la meta de concluir en 2024, plazo que finalmente se extendió un año más.

El órgano encargado del proceso fue el Órgano de Negociación Intergubernamental (INB), compuesto por 194 Estados, aunque trabajó con uno menos tras el retiro temporal de Estados Unidos de la OMS. A pesar de las diferencias entre países, el órgano logró un acuerdo considerado histórico en el ámbito sanitario internacional.

El tratado parte de la premisa de que la pandemia de covid-19, que causó aproximadamente 20 millones de muertes, no será la última. Por ello, su objetivo es fortalecer los sistemas de prevención, preparación y respuesta ante futuras crisis sanitarias, subrayando la importancia de la cooperación y la solidaridad global.

Uno de los puntos clave del acuerdo es el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana, el monitoreo de enfermedades zoonóticas y el refuerzo de la bioseguridad en laboratorios. También se estableció un mecanismo para el acceso y reparto de beneficios derivados del uso de patógenos compartidos en el sistema que gestiona la OMS.

El tema más polémico durante las negociaciones fue la transferencia de tecnología farmacéutica desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo. Para destrabar este punto, se pactó que dicha transferencia se realizará bajo términos mutuamente acordados y no de forma obligatoria, lo cual calmó las resistencias de las naciones con poderosas industrias farmacéuticas.

Este tratado representa apenas el segundo acuerdo internacional de la OMS en el ámbito sanitario, luego de la Convención Marco para el Control del Tabaco adoptada en 2003. Expertos consideran que su implementación podría fortalecer la capacidad operativa del organismo ante futuras emergencias.

En un contexto de fragilidad institucional, agravado por los problemas de financiamiento tras la salida de Estados Unidos, el nuevo tratado representa una victoria política y moral para la OMS, y un paso importante hacia una gobernanza sanitaria mundial más robusta y equitativa.

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