SEMANA SANTA
DOMINGO DE RAMOS – PASIÓN DEL SEÑOR – Ciclo C (Lucas 22,14 – 23,56) – abril 13, 2025
Isaías 50, 4-7; Salmo 21; Filipenses 2, 6-11

Después de una larga Cuaresma, comienza la Semana Santa, con la entrada de Jesús a la ciudad de Jerusalén, para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que son los acontecimientos centrales de nuestra fe cristiana.
a. Entrada del Señor a Jerusalén, según san Lucas 19, 28-40
“Bendito el que viene en el nombre del Señor” … (leer en texto en: https://tinyurl.com/Entrada-Jerusalen25 )
b. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22,14 – 23,56
Llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: “Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”…
(continuar leyendo en: https://tinyurl.com/DR-Pasion2025)
Reflexión:
¿Siento el dolor de los crucificados?
Jesús había iniciado su misión salvadora en las periferias de Galilea, junto a los más pobres y excluidos, llega finalmente a la ciudad de Jerusalén (centro político – religioso de Judea), para proclamar la Buena Noticia del Reino de su Padre.
A su llegada, viene acompañado por sus discípulos, quienes habían andado con él hasta por tres años; es recibido con vítores de gente del pueblo, “Bendito el que viene en el nombre del Señor”, unos reamente interesados en verlo, otros curiosos y más de uno interesado en algún milagro personal; también lo esperaban en la ciudad, otros judíos (escribas, sacerdotes y fariseos), que ya habían intentado todo tipo de astucias para deshacerse él.
Esta Semana Santa, acompañemos a Jesús que:
- entra sobre un burrito, signo de simpleza, sin pretensión de poder o fuerza, causará una reacción violenta entre los que se benefician de estructura política-religiosa de la ciudad…
- busca con su llegada a la ciudad, una nueva Jerusalén, sin individualismos, con relaciones más humanas y fraternas, con esperanza y dispuesta a la paz y el bien común…
- con sus discípulos, celebra la pascua judía (que será la nueva Pascua, su paso de la muerta a la vida), y les enseña cómo mediante el servicio lograr la utopía anterior…
- en la última cena, nos deja una manera de recordar (volver a pasar por el corazón), su sacrificio (para salvarnos), donde el pan y el vino, se convierten en su cuerpo y sangre…
- es traicionado por uno de sus discípulos y entregado a sus detractores; luego negado por otro y abandonado por los demás…
- es enjuiciado tramposamente y condenado a muerte, por los mismos que lo vitorearon (inducidos por el poder religioso) y secundado por el poder militar romano, representado en Pilatos…
- recibe burlas, es torturado y finalmente crucificado, entre malechores, como si fuera un más de ellos…
- en la cruz, pide al Padre … “perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Para estar estos días santos con Jesús, hay que hacernos presentes en su dolor, con nuestro afecto y dolor por su sufrimiento corporal y espiritual, cayendo en cuenta que lo padeció por nosotros, por cada uno, como consecuencia de proclamar la Buena Nueva, para salvarnos y hacernos partícipes de la vida del Reino de su Padre.
Padecer con Él, es confiar que los sufrimientos y dificultades, son soportables (enfrentables), en compañía de este Jesús sufriente; en la misma pasión y en la misma cruz, con Él. Su pasión y muerte, son el paso hacia la Pascua, el paso de la muerte a la vida …
¿A qué me invita la entrega de Jesús?… ¿Cómo ser empático con el dolor de tanto “crucificado” en la actualidad?… ¿A qué debo “morir”, para alcanzar la vida?
Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
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