Beijing exige respeto y diálogo en igualdad de condiciones, tras nueva escalada comercial impulsada por Trump.

La tensión comercial entre China y Estados Unidos se intensificó nuevamente este viernes, luego de que el gobierno chino advirtiera que no cederá ante “presiones ni acciones temerarias”, en respuesta a los recientes incrementos arancelarios impuestos por Washington.
Durante una conferencia de prensa, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, afirmó que si Estados Unidos “realmente desea resolver los problemas mediante el diálogo y la negociación”, debe abandonar su estrategia de presión máxima. Lin recalcó que China no teme una guerra comercial, aunque no la desea, y que cualquier acercamiento deberá sustentarse en la igualdad, el respeto mutuo y la reciprocidad.
Según documentos citados por medios estadounidenses, las importaciones chinas ya enfrentan una carga arancelaria acumulada del 145 %, producto de medidas anunciadas por el presidente Donald Trump desde el pasado 2 de abril. La más reciente decisión fue un incremento del 125 %, que se suma al 20 % ya existente, en una medida que excluyó a China de una tregua arancelaria de 90 días concedida a otros socios comerciales.
El vocero chino defendió que las contramedidas de Beijing no solo buscan salvaguardar los intereses nacionales, sino también proteger el orden económico global y la justicia internacional. Aseguró que no existe salida para el acoso económico a través de concesiones, y advirtió que China está preparada para sostener la disputa comercial “hasta el final” si Washington persiste.
Este nuevo episodio marca un punto crítico en la ya tensa relación entre las dos potencias, y pone en riesgo los esfuerzos internacionales por estabilizar los mercados en un año clave para la recuperación económica global. Expertos advierten que una guerra comercial prolongada podría tener consecuencias severas en sectores estratégicos como tecnología, manufactura y agroindustria.