El misterio detrás de la muerte del comandante Estermann: ¿suicidio o asesinato encubierto?

El asesinato del comandante Alois Estermann y su esposa, seguido de la muerte del sargento mayor Tornay, dejó un mar de dudas y teorías sin resolver, que van desde un triángulo amoroso hasta un posible espionaje internacional.

En la noche del 4 de mayo de 1998, el Vaticano fue escenario de una tragedia que aún permanece rodeada de incógnitas: el asesinato del comandante de la Guardia Suiza Alois Estermann, su esposa y el sargento mayor Daniel Tornay. La versión oficial, presentada rápidamente por las autoridades vaticanas, aseguraba que Tornay, molesto por no haber sido ascendido como esperaba, había asesinado a la pareja antes de poner fin a su propia vida. Sin embargo, muchos detalles del caso continúan siendo objeto de especulación y teorías que van más allá de la explicación oficial.

Estermann, quien había asumido el cargo de comandante de la Guardia Suiza solo un día antes de su muerte, no era un hombre cualquiera en el Vaticano. Había sido un héroe para la Iglesia, reconocido por su valentía al proteger al Papa Juan Pablo II durante el atentado de 1981 en la Plaza de San Pedro, cuando el turco Mehmet Ali Agca disparó contra el Pontífice. Su muerte dejó un vacío en la seguridad de la institución, pero también abrió una caja de Pandora de teorías y preguntas sin respuesta.

La versión oficial y sus lagunas

La versión oficial emitida por el Vaticano, y sostenida durante años, sostiene que Tornay, al sentirse desilusionado por la falta de un ascenso esperado, cometió el doble asesinato seguido de su suicidio. La justificación se cimenta en la frustración personal del sargento, quien, en un arranque de ira, habría decidido eliminar a Estermann y a su esposa, y luego acabar con su propia vida. Sin embargo, esta explicación no convence a muchos.

Los detalles de la escena del crimen no encajan con la historia oficial. El informe de los forenses indicó que los tres cuerpos presentaban cuatro disparos en total, uno más que el número de víctimas. Pero aún más desconcertante fue la ausencia de la quinta bala, la cual no se encontró en el departamento. Además, en la mesa del comedor había cuatro vasos, cuando el número esperado en caso de un asesinato-suicidio sería tres. ¿A quién pertenecía ese cuarto vaso?

Rumores y especulaciones

Las primeras filtraciones sobre la investigación, que se mantuvo en secreto durante más de 20 años, alimentaron las dudas y comenzaron a circular rumores que desmentían la versión oficial. Se hablaba de un triángulo amoroso entre Estermann y Tornay, de celos, de venganza y hasta de una fiesta sexual que había terminado en tragedia. Incluso se especuló sobre la posibilidad de que Estermann poseyera información confidencial y peligrosa sobre el Vaticano, lo que podría haber motivado su asesinato.

Uno de los rumores más fuertes sostenía que, en el momento de la triple muerte, el comandante Estermann se encontraba hablando por teléfono con un sacerdote amigo, quien habría escuchado cinco disparos sucesivos y un grito de mujer. Este testimonio no fue confirmado oficialmente, pero aumentó las sospechas de que algo más estaba ocurriendo en la sombra.

La carta de Tornay

Un elemento más que alimentó las teorías fue una carta que Tornay entregó a un amigo antes de su muerte, solicitando que la entregara a su madre 48 horas después de su suicidio. La carta, escrita en francés y a máquina, se convirtió en un enigma. El contenido de la carta nunca fue revelado, y la autenticidad del documento nunca pudo ser probada. Además, la identidad del amigo que recibió la carta nunca se supo, lo que dejó abierta la puerta a la especulación sobre su veracidad y propósito.

La teoría del espionaje

Seis días después de la tragedia, el caso dio un giro inesperado cuando Markus Wolf, el ex jefe de la Stasi (servicio de inteligencia de la extinta Alemania Oriental), declaró en una entrevista que Estermann había trabajado como agente de espionaje para la Alemania del Este. Según Wolf, el Vaticano había sido infiltrado por Estermann, quien tenía acceso directo al Papa y a información sensible. Esta afirmación añadía una nueva dimensión al caso, sugiriendo que el asesinato podría estar vinculado a un conflicto internacional, más allá de la disputa personal entre Estermann y Tornay.

La posibilidad de que Estermann estuviera involucrado en actividades de espionaje, que habría sido una jugada maestra de la Stasi durante la Guerra Fría, cambiaría por completo el panorama del caso. Si Estermann realmente era un espía, entonces su asesinato podría haber sido el resultado de un ajuste de cuentas o un acto de represalia por parte de fuerzas externas al Vaticano.

La desaparición de la verdad

El caso Estermann comparte un destino similar al de otros misterios vaticanos, como el caso de Emanuela Orlandi, la joven desaparecida en 1983. Ambos eventos fueron rápidamente envueltos en el silencio institucional, sin una resolución clara. La falta de transparencia y el control absoluto sobre la investigación por parte de las autoridades vaticanas contribuyeron a que el caso Estermann se convirtiera en un terreno fértil para la especulación.

La falta de respuestas oficiales dejó en pie la pregunta de si alguna vez se conocerá la verdad detrás de estas muertes. Durante más de dos décadas, el Vaticano mantuvo el secreto sobre la investigación, una medida que finalmente fue levantada en 2022, cuando el caso fue reabierto para su análisis.

El misterio que rodea la muerte del comandante Alois Estermann y su esposa sigue siendo un enigma sin resolver. A pesar de los esfuerzos por presentar una versión oficial, la persistencia de rumores, teorías y testimonios contradictorios pone en duda las explicaciones ofrecidas. El caso ha dejado una marca indeleble en la historia reciente del Vaticano, no solo por la tragedia en sí, sino por las sombras de secretos internacionales, espionaje y política eclesiástica que aún permanecen sin aclararse.

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