El muro de nueve metros de altura construido por EE.UU. viola acuerdos internacionales y pone en riesgo las zonas urbanas de Tijuana y San Ysidro.

El muro fronterizo que el Gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha erigido sobre la canalización del río Tijuana podría generar inundaciones catastróficas en las ciudades de Tijuana y San Ysidro. La estructura, de nueve metros de altura, está diseñada con compuertas para controlar el flujo del agua, pero según alertaron ingenieros especializados y funcionarios de Baja California, este muro podría violar acuerdos internacionales y generar consecuencias devastadoras.
El muro, que cruza el cauce del río Tijuana en los límites entre México y Estados Unidos, fue construido como un puente para el paso de agentes de la Patrulla Fronteriza y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE.UU. Las compuertas de acero, que se abren electrónicamente cuando el flujo del agua aumenta, se colocaron para evitar el desbordamiento del río, pero los expertos advierten que su funcionamiento podría ocasionar graves inundaciones en las zonas urbanas cercanas.
El muro, que forma parte de la política de seguridad fronteriza de Estados Unidos, se levanta sobre el río Tijuana, un cuerpo de agua compartido entre los dos países, y ha generado preocupación debido a los efectos adversos que podría tener sobre el ecosistema y la seguridad de las personas en ambos lados de la frontera.
Adriana Reséndez Maldonado, comisionada de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) entre México y EE.UU., expresó su postura sobre el tema, destacando que la construcción del muro viola acuerdos binacionales, como el acuerdo de 1977 que regula las obras sobre el cauce del río Tijuana. Este acuerdo establece que cualquier proyecto de encauzamiento o intervención en el río debe ser consultado previamente por ambos gobiernos.
Reséndez Maldonado destacó que el muro y sus compuertas pueden generar consecuencias graves para la seguridad en territorio mexicano, incluyendo inundaciones y daños que podrían poner en riesgo la vida de las personas. La comisionada también afirmó que el Gobierno de México aún no ha tomado acciones contundentes al respecto, a pesar de las advertencias que se han emitido desde que comenzó la construcción del muro.
El antropólogo Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de los Derechos Humanos, destacó que el tema es «complejo» y que el Gobierno mexicano debe atender la situación, ya que se trata de un incumplimiento de acuerdos internacionales por parte de Estados Unidos. Según Clark Alfaro, la construcción del muro no solo afecta el medio ambiente, sino que también tiene implicaciones políticas, sociales y migratorias, ya que su diseño tiene el objetivo de frenar el cruce de migrantes, pero también puede causar daños severos en las comunidades fronterizas.
Fuentes cercanas a la CILA indicaron que, aunque las autoridades mexicanas han estado al tanto de la situación desde el inicio del proyecto, hasta el momento no se han tomado medidas para frenar la construcción. Esta falta de acción ha generado incertidumbre sobre las repercusiones que el muro tendrá en el ecosistema y la seguridad de la región.
El río Tijuana, que fluye entre Baja California y el sur de California, ha sido fuente de tensiones y debates a lo largo de los años. Con una longitud de 195 kilómetros, el río ha sido un eje central en la gestión de recursos hídricos y la protección de ecosistemas compartidos. La intervención de EE.UU. en su cauce, sin la debida consulta con México, podría generar una escalada de problemas en las relaciones bilaterales y afectar a las comunidades que dependen de este recurso natural.
El futuro de la región depende ahora de la respuesta del Gobierno de México y de los esfuerzos diplomáticos para resolver este conflicto, antes de que las consecuencias del muro se materialicen en tragedias para las poblaciones afectadas.