Tras 38 días de hospitalización, el pontífice agradece el apoyo recibido y reitera su llamado a la paz mundial.
El papa Francisco reapareció en público este domingo después de permanecer 38 días ingresado en el Policlínico Gemelli de Roma debido a una grave infección respiratoria. Desde una ventana del hospital, el pontífice saludó a la multitud que se congregó para verle y expresó su tristeza por la reanudación de los bombardeos en Gaza, haciendo un llamado urgente a un alto al fuego definitivo.
El papa de 88 años dejó el hospital en silla de ruedas y con cánulas nasales para recibir oxígeno. En un gesto inesperado, su comitiva modificó el recorrido de regreso al Vaticano para visitar la Basílica de Santa María la Mayor, donde depositó un ramo de flores ante el icono ‘Salus Populi Romani’, una imagen mariana a la que es devoto.
Durante el trayecto, que fue transmitido en directo por la televisión italiana RAI, numerosos ciudadanos se detuvieron en las calles de Roma para aplaudirle y mostrarle su apoyo. Desde el interior del vehículo, Francisco saludó a los fieles con una sonrisa y el pulgar levantado.
Debido a la debilidad en su voz tras el uso prolongado de oxígeno, el texto del Ángelus fue difundido por escrito. En él, el pontífice expresó su pesar por la crisis humanitaria en Gaza y exhortó a la comunidad internacional a actuar de manera urgente.
«Estoy entristecido por la reanudación de los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, con muchos muertos y heridos. Es urgente el cese inmediato de las armas y el establecimiento de un alto al fuego definitivo», manifestó.
Además, celebró el reciente acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, esperando que pronto se firme para consolidar la estabilidad en el Cáucaso Sur. También reiteró su deseo de paz en regiones como Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, Sudán y la República Democrática del Congo.
Finalmente, el papa Francisco agradeció las oraciones por su recuperación y destacó la importancia de la paciencia y la perseverancia en momentos difíciles. Con su regreso al Vaticano, se espera que retome gradualmente sus actividades, aunque su estado de salud seguirá siendo monitoreado de cerca.
