El gobierno de Israel aprueba moción de censura contra Gali Baharav-Miara, quien supervisa el juicio por corrupción contra el primer ministro. Manifestantes denuncian ataque al Estado de derecho.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, enfrenta una nueva ola de protestas luego de que su gobierno aprobara una moción de censura contra la fiscal general, Gali Baharav-Miara. La funcionaria ha sido una figura clave en el juicio por corrupción que involucra a Netanyahu y ha criticado abiertamente las recientes decisiones del gabinete, incluyendo el despido del jefe de los servicios secretos israelíes (Shin Bet), Ronen Bar.
Baharav-Miara, en una carta dirigida a los ministros y divulgada por medios locales, calificó la moción como “legalmente irrelevante” y acusó al gobierno de actuar “al margen de la ley” para debilitar el poder judicial y consolidar su control sobre las instituciones del Estado.
La destitución de la fiscal general no es automática, ya que según la legislación israelí, su remoción debe pasar por un comité especial de selección presidido por el expresidente de la Corte Suprema, Asher Grunis. No obstante, este comité enfrenta complicaciones, pues dos de sus cinco integrantes han renunciado recientemente, lo que podría retrasar el proceso.
La aprobación de la moción de censura provocó una fuerte respuesta en las calles de Jerusalén. Cientos de manifestantes marcharon desde la residencia de Netanyahu hacia la Knéset (parlamento) y otros edificios gubernamentales, exigiendo la permanencia de Baharav-Miara en el cargo. Grupos prodemocracia, como los Banderas Negras, lideraron las movilizaciones, denunciando que el gobierno busca eliminar cualquier forma de supervisión independiente.
En las pancartas de los manifestantes se leían mensajes como: “Iceberg a la vista. ¿Es demasiado tarde para el Titanic y para Israel?” y “Bibi, eres un jodido perdedor”.
Orly Salvi, de 56 años, expresó su preocupación: “Netanyahu tiene miedo de ser condenado y está destruyendo las instituciones para evitarlo”. Liat, otra manifestante de 48 años, añadió: “Cada barrera que limita el poder del gobierno está siendo eliminada. Israel debería seguir siendo una democracia, no una dictadura”.
La destitución de la fiscal general es solo el último episodio de un conflicto entre Netanyahu y altos funcionarios del aparato de seguridad israelí. En los últimos meses, el ministro de Defensa, Yoav Gallant; el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi; y el portavoz militar, Daniel Hagari, han sido apartados o han renunciado, generando inestabilidad en el liderazgo del país.
Además, el despido del jefe del Shin Bet, Ronen Bar, ha sido interpretado como una represalia por las investigaciones de la agencia sobre el llamado ‘Qatargate’, un escándalo que involucra supuestos pagos de Qatar a asesores de Netanyahu para mejorar la imagen del país ante el Mundial de Fútbol de 2022. También se han revelado informes de que Qatar habría financiado a Hamás con el conocimiento del gobierno israelí, lo que ha generado duras críticas a la gestión de Netanyahu en materia de seguridad.
Las protestas contra la destitución de Baharav-Miara coinciden con la reanudación de la ofensiva israelí en Gaza, lo que ha intensificado el malestar social. Manifestantes han pedido no solo la preservación del sistema judicial independiente, sino también el cese de los combates para garantizar la liberación de rehenes israelíes aún en manos de Hamás.
A medida que crece la tensión en las calles y en el ámbito político, el futuro de Baharav-Miara sigue siendo incierto, mientras Netanyahu enfrenta una crisis de gobernabilidad sin precedentes en Israel.