La pandemia dejó secuelas de depresión y ansiedad: aumento del 25% según la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que los casos de depresión y ansiedad aumentaron un 25% durante la pandemia, con un impacto significativo en los jóvenes, especialmente en mujeres, y puso de relieve la escasa inversión en servicios de salud mental.

Durante la pandemia de covid-19, los trastornos de salud mental, como la depresión y la ansiedad, se incrementaron en un 25%, según los datos recopilados y analizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este aumento no solo fue una tendencia pasajera, sino que reflejó una crisis más profunda en la salud mental global. A pesar de que la situación ha mejorado parcialmente, las secuelas permanecen y siguen afectando a millones de personas en todo el mundo.

Fahmy Hanna, experto del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, explicó que algunas de las medidas sanitarias adoptadas para frenar el virus, como el confinamiento y el distanciamiento social, contribuyeron a un aislamiento prolongado, la pérdida de apoyo social y un aumento de la soledad. Estos factores son conocidos por ser desencadenantes de trastornos mentales. «No estamos hablando de simples emociones, sino de diagnósticos clínicos de depresión y ansiedad», aclaró Hanna.

Uno de los grupos más afectados por esta situación fueron los jóvenes, especialmente aquellos entre 20 y 24 años. Según los datos, las mujeres fueron las más vulnerables dentro de este segmento. Las consecuencias emocionales de la pandemia se agudizaron en muchos de estos jóvenes, quienes enfrentaron no solo los efectos del aislamiento, sino también dificultades económicas, como en el caso de Portugal, donde la precariedad laboral de los jóvenes contribuyó significativamente al empeoramiento de su salud mental.

Miríam, una joven portuguesa de 19 años, compartió su experiencia personal, relatando cómo la ansiedad que sufrió durante el confinamiento la ha dejado con secuelas que aún enfrenta. «Me resultó muy raro salir al mundo real después de tanto tiempo en casa», comenta, subrayando que incluso cinco años después de la pandemia, sigue experimentando momentos de ansiedad cuando tiene que enfrentar situaciones sociales.

El impacto de la pandemia también expuso una grave deficiencia preexistente en los sistemas de salud de todo el mundo: la escasa inversión en salud mental. Antes de la pandemia, los servicios de salud mental representaban, en promedio, solo el 2% de los gastos en salud de los países. Esta situación empeoró durante la crisis sanitaria, cuando muchos servicios de salud mental se vieron interrumpidos, ya que no se consideraron una prioridad durante los picos de la emergencia.

Aunque muchos países han comenzado a integrar servicios de salud mental en sus respuestas ante emergencias sanitarias, la financiación sigue siendo limitada. Según las encuestas realizadas en varios países, solo el 17% de los servicios de salud mental fueron financiados de manera integral. A pesar de estos esfuerzos, Hanna señaló que el reconocimiento de la importancia de la salud mental ha aumentado, pero la falta de inversión sigue siendo una barrera importante.

El impacto de la pandemia también se ha reflejado en el comportamiento de los niños y adolescentes, especialmente en su relación con las redes sociales. Según datos de la OMS, el uso problemático de las redes sociales entre adolescentes aumentó del 7% en 2018 al 11% en 2022, mientras que el riesgo de uso problemático de los videojuegos afectó al 12% de los jóvenes. Esta dependencia digital, exacerbada por el confinamiento, ha generado preocupaciones sobre su impacto a largo plazo en la salud mental de las futuras generaciones.

La directora interina para la gestión de amenazas epidémicas y pandémicas, María Van Kerkhove, subrayó que aún es temprano para medir completamente el impacto de la covid-19 en la salud pública, y que este efecto será estudiado y comprendido a largo plazo. Destacó que los efectos varían según el grupo de edad, mencionando que la pandemia tuvo un impacto distinto en los niños y adolescentes en comparación con los adultos mayores, quienes sufrieron especialmente debido al aislamiento social.

El trauma de la pandemia sigue siendo un tema de estudio. Muchos todavía no han podido procesar completamente las experiencias vividas durante el confinamiento, y las repercusiones en la salud mental continúan siendo una preocupación central para los sistemas de salud en todo el mundo.

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