“El feminismo no es solo para mujeres, es para todos”
Chimamanda Ngozi Adichie

Resultado de la mezcla del rosa y el azul, el púrpura se ha convertido en el color de identidad de la lucha por los derechos de las mujeres; rosa y azul colores que han sido dados de manera indebida para identificar si se es hombre o mujer pero que en la suma representan lo que somos, seres humanos iguales, con los mismos derechos y obligaciones, dignos de ser respetados, incluidos, tolerados y amados por igual.
Pero no solo este estigma en la mezcla de colores es la causa de su uso en la batalla feminista, también es resultado de tragedias como la de 1911, año del incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist que causó la muerte de 146 trabajadoras que permanecían encerradas durante largas jornadas laborales, en el lugar se usaban tinturas de color morado y cuando sucedió el incendio el humo que se alcanzó a ver en todo Nueva York era de ese color.
Así, el morado en todas sus tonalidades se ha convertido en la marea que no solo camina por las calles cada 8 de marzo, sino todos los días en busca de mejores oportunidades, de dignidad, de seguridad, de mantenerse con vida en un trayecto, de ser respetadas en su forma de ser, caminar, hablar y vestirse, se ha tornado en un océano que, aunque lenta y azarosamente, va llenando todos los espacios.
Hoy en nuestro País, 2 de los poderes del estado están presididos por primera vez mujeres, en el Ejecutivo Claudia Sheinbaum y en el Judicial Norma Piña, con dos visiones distintas del quehacer público, pero sin duda alguna con la inteligencia, carácter y energías suficientes para demostrarnos a todos que cada vez queda menos techo de cristal.
Pero este techo que queda es el más peligroso de todos, porque está lleno de picos filosos que cortan los brazos que se extienden para quitarlos, aunque no se rinden y no se deben de rendir; nosotros debemos también extender nuestros brazos y cortarnos con los de ellas para acabar de una vez por todas con la violencia, la desigualdad, la inequidad y todo lo que les agravia y que nos debe agraviar a todos.
CONCLUYENDO.
- En una época difícil, mi madre, mis tías, son ejemplo de tenacidad, profesionistas, madres de familia, lucharon codo a codo por abrirse espacios en sus ámbitos profesionales y por sacar a delante a los suyos, ellas son mi ejemplo.
- Grandes mujeres he tenido a mi alrededor, desde luego mi pareja que sin ella no estaría donde estoy.
- Victoria, Doña Perita, Arita, Lucy, Marce, Mago, Martha, Paty, Nayely y Maricruz, jefas, amigas y comadres, fuertes y de una sola pieza que son muestra y ejemplo.