Mujeres en prisión; la doble condena del olvido y la desigualdad

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, conmemora la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres.

Cada 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Sin embargo, dentro de este debate, existe una población que sigue siendo invisibilizada: las mujeres privadas de la libertad.

En México, más de 13 mil 354 mujeres se encuentran en prisión, lo que representa aproximadamente el 5% de la población penitenciaria. Aunque el número es menor en comparación con los hombres, las mujeres enfrentan una reclusión marcada por el abandono, la violencia y la desigualdad.

Uno de los aspectos más alarmantes es que 46.8% de las mujeres encarceladas no tienen sentencia definitiva, de acuerdo con datos del INEGI. Es decir, casi la mitad están en prisión preventiva, a pesar de que legalmente se presume su inocencia. Esta medida, que debería ser excepcional, se ha aplicado de manera generalizada, afectando desproporcionadamente a las mujeres.

Además del encierro, muchas mujeres sufren una doble condena: la del sistema de justicia y la del estigma social. Mientras los hombres en prisión suelen recibir apoyo familiar, las mujeres son abandonadas por sus seres queridos, lo que agrava su situación. Son señaladas como “madres irresponsables” o “esposas indignas”, lo que dificulta su proceso de reinserción social.

Otro aspecto preocupante es la maternidad en prisión. Se estima que 5.8% de las mujeres encarceladas viven con sus hijos dentro de los penales, donde no existen condiciones adecuadas para su crianza. Cuando los menores cumplen cierta edad y deben salir de la cárcel, muchos terminan en albergues o con familiares que no pueden hacerse cargo de ellos.

La mayoría de las mujeres encarceladas provienen de entornos de pobreza y marginación. Muchas fueron detenidas por delitos relacionados con el narcotráfico, pero no son líderes criminales, sino eslabones débiles dentro de redes que las explotan. Aun así, la justicia mexicana, sin perspectiva de género, las castiga con penas desproporcionadas y pocas opciones de defensa.

El Día Internacional de la Mujer debe ser un llamado a recordar que la lucha por la igualdad no puede excluir a las mujeres en prisión. Es urgente reformar el sistema penitenciario para garantizar condiciones dignas, acceso a la justicia y oportunidades reales de reinserción.

Romper el estigma y reconocer que son personas con derechos y dignidad es un paso fundamental para lograr una sociedad más justa.

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