Las tensiones sobre las contribuciones a la OTAN resurgen, con voces que piden la salida de EE.UU. y Europa intensificando esfuerzos para asumir su propia defensa.

La OTAN enfrenta un nuevo desafío que remite a momentos de tensiones pasadas, esta vez centrado en la presión de Estados Unidos sobre sus aliados europeos para que inviertan más en defensa. La administración de Donald Trump, al volver a la Casa Blanca, ha intensificado las advertencias a sus socios en la Alianza Atlántica, empujando a algunos a cuestionar la viabilidad de la participación de EE.UU. en la OTAN. Entre estos críticos se encuentra el empresario Elon Musk, quien ha expresado su apoyo a la salida de Estados Unidos de la organización.
Ante esta situación, los países europeos se han visto obligados a responder con medidas que aseguran la seguridad del continente. Los ‘Veintisiete’ miembros de la Unión Europea han acordado aumentar significativamente su gasto en defensa, con la meta de rearmar Europa frente a lo que consideran una “amenaza existencial” representada por la agresión rusa sobre Ucrania. En este sentido, la Comisión Europea ha presentado un plan para movilizar hasta 800 mil millones de euros, el cual ha sido respaldado por los líderes europeos.
Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, explica que esta decisión marca un punto de inflexión, pues Europa ahora reconoce la necesidad de asumir una mayor responsabilidad en términos de defensa y seguridad, tanto en colaboración con Estados Unidos como de manera independiente, si es necesario. Arteaga subraya que este movimiento refuerza el compromiso de los aliados europeos en la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará en junio en La Haya, mostrando que Europa no está simplemente esperando a que Estados Unidos resuelva el problema.
Este cambio de enfoque no es nuevo en la historia de la OTAN. En 1986, durante la distensión entre el presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder ruso Mijail Gorbachov, ya se planteaba la responsabilidad de Europa en la defensa del continente. Aunque la administración de EE.UU. esperaba que los países europeos asumieran una mayor carga, los países de Europa respondieron con una reducción en su contribución, lo que marcó el inicio de una serie de fricciones dentro de la Alianza.
En 2014, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia y la aparición del Estado Islámico, la Cumbre de la OTAN en Gales recomendó que los miembros de la Alianza incrementaran su presupuesto militar al 2% de su PIB en un plazo máximo de diez años. Aunque esta meta fue establecida, solo un pequeño número de países, como Estados Unidos, ha cumplido con ella, y otros, como España, aún están muy por debajo de este objetivo.
A medida que la guerra en Ucrania se intensificó en 2022, la OTAN experimentó un renacimiento debido a la amenaza común que representaba Rusia, lo que unió a los aliados en apoyo a Ucrania. Sin embargo, las últimas amenazas de Trump, quien ha condicionado la ayuda a Ucrania para que acepte sus condiciones de alto el fuego, han puesto a prueba nuevamente la cohesión dentro de la Alianza. Mientras que para Europa la seguridad del continente está en juego, Estados Unidos parece centrado en la competencia con China, lo que ha generado discrepancias sobre las prioridades de la OTAN.
Arteaga señala que, aunque las declaraciones de figuras como Musk y Trump han alimentado los temores sobre la posible desvinculación de Estados Unidos de la seguridad europea, las experiencias pasadas sugieren que estas manifestaciones pueden no materializarse. A pesar de los riesgos, los analistas no ven a EE.UU. abandonando la OTAN, aunque advierten que los países miembros tendrán que hacer un esfuerzo aún mayor para cumplir con sus compromisos y garantizar la estabilidad de la Alianza a largo plazo.
En definitiva, la OTAN atraviesa una etapa crucial, donde el futuro de la Alianza parece depender de la capacidad de sus miembros, especialmente de Europa, para asumir un papel más proactivo en la defensa del continente, mientras siguen trabajando en conjunto con Estados Unidos para enfrentar las amenazas globales.