Rose Girone, quien vivió las tragedias del Holocausto y superó múltiples adversidades, falleció a los 113 años en Long Island. Su historia de resistencia y fortaleza dejó un legado en la memoria colectiva.
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Rose Girone, considerada la persona viva más longeva entre los supervivientes del Holocausto nazi, falleció a los 113 años en un asilo de Long Island, Nueva York. Su hija, Reha Bennicasa, confirmó su deceso este jueves, aunque ocurrió el lunes pasado.
Nacida en 1912 en Janow, un pequeño pueblo polaco que hoy forma parte de Rusia, Rose vivió una vida marcada por la tragedia, la resistencia y la superación. Originalmente bautizada como Rosa Raubvogel, emigró a Alemania con su familia cuando era niña, estableciéndose en Hamburgo. Se casó con Julius Mannheim, un judío alemán, y cuando estaba embarazada de casi nueve meses, su esposo fue arrestado y enviado al campo de concentración de Buchenwald en 1937.
A pesar de que estaba a punto de ser enviada al campo también, un soldado nazi se apiadó de ella al ver su avanzado estado de embarazo, lo que le permitió escapar de la misma suerte. Pronto, dio a luz a su hija, Reha, un nombre que los nazis impusieron a su hija de una lista autorizada. Después de una serie de esfuerzos, logró liberar a su marido y, tras vender todas sus joyas y pertenencias, la familia compró un visado para huir a Shanghái, China, una ciudad que, poco después, cayó bajo control japonés. Durante ese tiempo, la familia fue forzada a vivir en un gueto para judíos.
Tras el fin de la guerra, emigraron a Estados Unidos, estableciéndose en Nueva York. Posteriormente, Rose se divorció de su primer esposo y se casó con Jack Girone, adoptando su apellido.
A lo largo de su vida, Rose Girone manifestó que las numerosas pruebas que le tocó vivir solo la hicieron más fuerte. “Nada es tan malo que no puedas extraer algo bueno de ello”, solía decir. Su hija, Reha, citó muchas veces esta filosofía de vida, señalando que ella misma se sentía capaz de enfrentar cualquier desafío, habiendo aprendido del ejemplo de su madre.
Actualmente, se estima que quedan aproximadamente 245,000 supervivientes del Holocausto en el mundo, de los cuales 14,000 residen en Nueva York, la ciudad con la mayor población judía fuera de Israel. Rose Girone es recordada no solo como un testimonio viviente de los horrores del pasado, sino también como un símbolo de fortaleza y resiliencia.