La pieza musical compuesta por el artista alemán Mendelssohn no fue pensada para una boda, pero se impuso como tal 16 años después de su muerte.
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El 25 de enero de 1858, la boda de la hija de la Reina Victoria de Inglaterra, Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha, con el príncipe Federico Guillermo de Prusia, marcó un antes y un después en las ceremonias nupciales, al ser interpretada por primera vez la famosa “Marcha Nupcial” de Félix Mendelssohn. Esta pieza musical, hoy comúnmente asociada a los matrimonios, no fue originalmente compuesta con ese propósito, pero con el tiempo se instauró como una tradición en las bodas reales y, por extensión, en las bodas de todo el mundo.
La “Marcha Nupcial”, parte de la obra Sueño de una noche de verano de Mendelssohn, fue escrita en 1842, cuando el compositor alemán tenía solo 33 años. Aunque no se pensó para bodas, se convirtió en un himno de las ceremonias matrimoniales tras ser interpretada en la boda de la hija de la reina Victoria, en la capilla real del Palacio de Saint James, en Westminster. Fue en esa ocasión que la madre de la novia, la reina Victoria, gran admiradora de la música de Mendelssohn, eligió esta melodía para dar inicio al evento, y de ahí surgió su asociación con los matrimonios.
Cabe destacar que la primera vez que la “Marcha Nupcial” se interpretó en una boda no real fue el 2 de junio de 1847, en la iglesia de San Pedro, en Tiverton, Inglaterra, cuando el organista Samuel Reay la tocó en la boda de Dorothy Carew y Tom Daniel. Sin embargo, fue el gran evento de 1858 lo que consolidó a esta melodía como la opción predilecta en las bodas más tradicionales.
Un dato curioso sobre la “Marcha Nupcial” es que, a pesar de su popularidad, la reina Isabel II de Inglaterra prohibió que se interpretara en la boda de su hijo, el príncipe Carlos, con Camilla Parker Bowles, en 2005, considerando inapropiado su uso en una ceremonia de personas divorciadas.
Hoy, más de 160 años después de su introducción en las bodas reales, la “Marcha Nupcial” sigue siendo una de las piezas más emblemáticas y esperadas en las ceremonias de matrimonio alrededor del mundo. Sin embargo, no es la única pieza que ha dejado su huella en las bodas reales, ya que la “Coro Nupcial” de Richard Wagner también se popularizó en el mismo matrimonio, y es reconocida por su relación directa con el contexto nupcial desde su creación en la ópera Lohengrin.
Así, el legado de estas composiciones perdura, llevando consigo la majestuosidad y la tradición de las bodas reales a generaciones enteras.