Europa reafirma su apoyo a Kiev en una cumbre sin la presencia de Washington.
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Ucrania conmemoró este 24 de febrero el tercer aniversario del inicio de la invasión rusa con una cumbre de alto nivel en Kiev, en la que sus principales aliados europeos renovaron su respaldo al país frente a la agresión del Kremlin. Sin embargo, la ausencia de representantes de la nueva administración estadounidense marcó la jornada, reflejando las crecientes tensiones entre Washington y Kiev respecto al futuro del conflicto.
Uno de los líderes que participó de forma remota fue el primer ministro británico, Keir Starmer, quien destacó la importancia de que Ucrania esté incluida en cualquier negociación de paz con Rusia y pidió mayores presiones sobre Moscú para acelerar el fin de la guerra. Además, confirmó que su Gobierno está dispuesto a enviar tropas a Ucrania junto con sus socios de la Unión Europea (UE) una vez que finalice el conflicto, con el objetivo de proteger al país contra futuras agresiones rusas.
Durante la jornada, el Reino Unido también anunció un nuevo paquete de sanciones dirigidas a debilitar la economía de guerra rusa. Entre las medidas más contundentes destaca la imposición de restricciones a la llamada ‘flota fantasma’ de petroleros, utilizada por Rusia para evadir sanciones y continuar con la exportación de crudo.
Entre los líderes que sí viajaron a la capital ucraniana destacó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En su intervención, la funcionaria reafirmó el compromiso de la UE con Ucrania y anunció el desembolso de 3,500 millones de euros adicionales, que ya han sido presupuestados y llegarán a Kiev en marzo.
Además, la UE aprobó su decimosexto paquete de sanciones contra Rusia, manteniendo la presión económica y diplomática sobre el Kremlin. Al ser consultada sobre la posibilidad de relajar las sanciones para facilitar las conversaciones de paz impulsadas por Washington, von der Leyen aseguró que Bruselas no modificará su postura mientras Moscú no demuestre un compromiso genuino con el fin del conflicto.
La cumbre de Kiev también sirvió para que varios países europeos confirmaran nuevos envíos de ayuda militar. España, representada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un paquete de asistencia valorado en 1,000 millones de euros, que será entregado en los próximos meses para reforzar las capacidades defensivas de Ucrania.
En el encuentro también participó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien insistió en la necesidad de que tanto Ucrania como Rusia “estén representados de manera justa” en cualquier proceso de negociación. Erdogan se ofreció nuevamente a ser anfitrión de futuras conversaciones de paz y reiteró su respaldo a la integridad territorial de Ucrania. Su declaración se produjo un día después de que el presidente Volodímir Zelenski subrayara la importancia de contar con un aliado militar fuerte dentro de la OTAN para garantizar la seguridad del país en caso de una futura tregua con Rusia.
A pesar de la ausencia de funcionarios estadounidenses en la cumbre, la viceprimera ministra de Ucrania, Olga Stefaníshina, anunció avances en las negociaciones con la administración de Donald Trump para un acuerdo bilateral sobre el acceso a los recursos naturales ucranianos.
Según Stefaníshina, las conversaciones han entrado en su “fase final”, con solo algunos puntos pendientes de resolución. El gobierno de Trump ha condicionado el futuro de la asistencia militar y financiera a Ucrania a cambio de concesiones en el sector de los recursos naturales, un tema que ha generado controversia en Kiev.
Hasta el momento, Ucrania se ha mostrado reticente a aceptar los términos propuestos por Washington, argumentando que el acuerdo no incluye garantías específicas de que EE.UU. continuará brindando apoyo militar y de seguridad en el largo plazo. Sin embargo, la administración de Zelenski mantiene la esperanza de llegar a un consenso que le permita asegurar la continuidad de la ayuda estadounidense sin comprometer excesivamente su soberanía económica.
Aunque la Casa Blanca no envió delegados a la cumbre, Trump y Zelenski sostuvieron una conversación en el marco de una reunión telemática del G7, en la que el presidente ucraniano describió el diálogo como “positivo”.
La cumbre de Kiev ha dejado claro que, mientras Europa refuerza su compromiso con Ucrania, la relación con Estados Unidos atraviesa una fase de incertidumbre. Con la guerra aún sin un desenlace claro, el papel de Washington en el conflicto sigue siendo una de las principales incógnitas para el futuro de la resistencia ucraniana.