El Gobierno chino advierte que tomará medidas necesarias para proteger sus derechos e intereses ante nuevas restricciones impuestas por EE.UU.
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El gobierno de China expresó su rechazo a las recientes acciones de Estados Unidos, instando a Washington a dejar de “usar como armas” las disputas comerciales y económicas. Esta declaración surge tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, que busca restringir el acceso a tecnología estadounidense para países como China, así como limitar la inversión china en EE.UU.
El Ministerio de Comercio chino calificó de “discriminatoria” la medida y destacó que constituye un ejemplo claro de una acción no basada en el mercado. Esta nueva regulación podría tener un impacto negativo en la confianza de las empresas chinas que deseen invertir en el país norteamericano. En su comunicado, Pekín subrayó la importancia de que Estados Unidos brinde un entorno empresarial “justo, transparente, estable y predecible”.
Además, el gobierno chino consideró “irracional” la posibilidad de aplicar nuevas restricciones a las inversiones de Estados Unidos en su territorio, argumentando que, de implementarse, estas medidas “distorsionarían aún más el flujo de inversiones” y no beneficiarían a EE.UU. En este sentido, muchas empresas estadounidenses han señalado que las restricciones a la inversión en China podrían hacer que las firmas norteamericanas pierdan terreno frente a sus competidores internacionales.
China instó a EE.UU. a adherirse a las normas internacionales de inversión y comercio y a cesar la politización de las cuestiones económicas. “Nos mantendremos atentos a los movimientos de la parte estadounidense y tomaremos las medidas necesarias para defender nuestros legítimos derechos e intereses”, concluyó el comunicado oficial.
La orden ejecutiva firmada por Trump el pasado viernes también designa a China, Hong Kong, Macao, Cuba, Irán, Corea del Norte, Rusia y Venezuela como “adversarios extranjeros”. Esta medida es parte de los esfuerzos de Trump por proteger las infraestructuras y tecnologías clave de EE.UU., como la inteligencia artificial, semiconductores y biotecnología, argumentando que la “seguridad económica es seguridad nacional”.
Las nuevas restricciones se suman a los aranceles del 10% impuestos a China en su primer mandato y llegan tras medidas tomadas por el gobierno de Joe Biden para limitar las exportaciones de semiconductores y tecnología de inteligencia artificial hacia China, lo que provocó una respuesta por parte de Pekín con controles sobre la exportación de grafito, esencial para las baterías de vehículos eléctricos.