¿Cuánto cuesta ser mexicano? El problema de la vivienda en SLP

“Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”. Así lo proclama el artículo 4to de la Constitución Política de México; sin embargo, la mayoría de los mexicanos no tiene acceso a este derecho fundamental y humano que anuncia nuestra Carta Magna, según los últimos reportes –año 2024 delConsejo Nacional de Vivienda (CONAVI)– nuestro país enfrenta un  déficit habitacional de más de 8 millones de viviendas, de las cuales el 20% corresponde a la falta de nuevas construcciones, mientras que el 80% se refiere a la necesidad de mejoras y ampliaciones en los hogares existentes. En nuestra entidad según datos del mismo informe del CONAVI, existe un déficit de 14, 989 de viviendas, aunque voceros de organismos locales que se dedican a la construcción, como Francisco Torres Ocejo, presidente local de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI), ha informado que el déficit de construcción de casas habitación en nuestro estado, gira alrededor de entre 30 y 40 mil familias que no cuentan con un techo donde vivir. 

Los datos arriba indicados, nos presentan un cuadro alarmante de carencia de miles de familias potosinas que viven en casas arrendadas –de las más modestas su pago a los renteros oscila entre los 2000 a 5000 pesos mensuales– arrimados y en situación de hacinamiento con familiares, o habitando en las faldas de los cerros o en predios irregulares que compraron con muchos sacrificios, y sin los servicios básicos como el agua, drenaje y energía eléctrica. Así viven muchas familias en condiciones verdaderamente infrahumanas, sobre todo, las familias proletarias, las provenientes del interior del estado, que expulsadas de sus lugares de origen,  por la falta de fuentes de sustento en sus comunidades marginadas –donde antes se dedicaban al cultivo o al pastoreo de animales– y  que se han visto obligadas emigrar en las últimas décadas a la capital potosina, para laborar en la zona fabril que viene creciendo vertiginosamente, por el desarrollo de la industria automotriz, que se acrecienta sin fin; acumulando medios de producción y grandes capitales a costa de la explotación del trabajo de los cientos de miles de trabajadores. Esta creciente avalancha de mano de obra en la metrópoli, aumenta de forma exponencial los problemas de urbanismo en la ciudad: falta de vivienda, de servicios básicos, pavimentación de calles; de escuelas, centros de salud, seguridad pública, etcétera.

“Los problemas de las familias proletarias que emigran del campo, ahora se deben resolver en la ciudad; los gobiernos debieran apoyarlas para que puedan adquirir una vivienda, dar servicios básicos, educación y salud;a los que ahora se refugian en las grandes capitales”

Explicaba el doctor Abel Pérez Zamorano, académico, egresado de la London SchoolofEconomics de Inglaterra, en una conferencia magistral que expuso a alumnos de la Facultad de Economía de la UASLP, en un mes de abril hace más de dos décadas, a la cual asistí, y comentaba que con la imposición de los intereses capitalistas neoliberales de México, EE. UU. y Canadá, con la incorporación de nuestro país, al llamado en aquella época, Tratado de Libre Comercio, TLC; se desencadenaría la descapitalización y falta de  inversión en el campo mexicano, y millones de mexicanos que trabajaban en el agro emigrarían a las ciudades a falta de recursos para trabajar sus tierras, y por la sustracción de apoyos de los gobiernos a los campesinos. Verdad absoluta.

“Vivimos mal en este jacal, el piso es de tierra y el techo de lámina, y solo tenemos dos cuartitos; para hacer nuestras necesidades, nos vamos al monte, cuando llueve nuestra casa parece coladera y entra el agua por todos lados; cuando hace calor no se aguanta estar adentro, y cuando hace frío parece como si estuviéramos dentro de un refrigerador, y para agarrar calor, nos dormimos abrazados; hasta el gato también se acurruca con nosotros” me dice con tristeza señalándome con su ruda mano a su minino, María Torres López, recolectora y recicladora de basura;  que vive con sus dos hijos, un varón de diez años y una niña de dos, en un asentamiento humano donde ella está junto con otros vecinos, en un predio lleno de jacales construidos con madera, plástico y láminas;  ubicado cerca del cerro, allá por el Rancho el Aguaje.

Me dice la también madre soltera, que las autoridades no les dan atención a sus demandas de introducción de servicios o apoyo con material de construcción para levantar su vivienda, bajo el argumento, de que viven en predios irregulares, y agrega, “en esta situación es como si no fuéramos mexicanos, porque no tenemos derecho a nada, no tenemos ni un pedacito de nuestro México para vivir. ¿Cuánto cuesta ser mexicano? Recrimina la modesta colona, quien reclama, que sólo en las campañas electorales y votaciones si los reconocen los políticos, pero cuando llegan al poder, se olvidan de ellos.

En estos momentos, el gobierno federal ha anunciado que para este año estará apoyando la construcción de vivienda, y que supuestamente, se apoyará a los más pobres. Ja jaja, por lo pronto, a través de la modificación al marco jurídico del INFONAVIT, el gobierno de la 4T, dispondrá de más de 2.2 billones de pesos, dinero que es de los ahorros de los trabajadores, supuestamente para apoyar a la construcción de vivienda que carecen millones de mexicanos. Ver para creer.

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