El rechazo al matrimonio crece en China; más jóvenes eligen la soltería

El número de matrimonios en China cae a niveles históricos, mientras la juventud rechaza tanto casarse como tener hijos debido a los altos costos y responsabilidades familiares.

En China, la tendencia a la soltería sigue en aumento, desafiando las normas tradicionales y poniendo en jaque al Gobierno, que busca frenar la disminución de la natalidad. Según datos recientes del Ministerio de Asuntos Civiles, el número de matrimonios registrados en 2024 fue de 6.1 millones, la cifra más baja desde que comenzaron los registros en 1980.

Este descenso es particularmente significativo en el Año del Dragón, un periodo tradicionalmente asociado a la prosperidad y la buena suerte, donde las parejas solían programar sus bodas y el nacimiento de hijos. Sin embargo, la juventud china se aleja cada vez más de estas tradiciones, y muchos prefieren no casarse para evitar los pasos obligatorios que conlleva la vida matrimonial: tener hijos y asumir las responsabilidades familiares, especialmente con la familia política.

Guo Shengnan, de 27 años, periodista e influyente en redes sociales, destaca que el costo de tener hijos es elevado y que la vida después del matrimonio no le parece tan atractiva como la soltería. Además, menciona que su carrera profesional no le deja tiempo para enamorarse y que no encuentra “hombres de alta calidad” en su entorno. “El matrimonio no es solo la unión de dos personas, sino de dos familias. No quiero asumir esa responsabilidad”, afirma.

Para muchos, la vida matrimonial implica también enfrentar la presión de cuidar a los suegros, una expectativa especialmente fuerte en las mujeres. Zhao, un funcionario de 37 años, expresa que después de ver a sus amigos casados “al borde del colapso”, prefiere mantener su soltería. “El matrimonio no es la cristalización del amor, puede ser la tumba de la vida”, comenta.

Por otro lado, las razones económicas también afectan la decisión de casarse, especialmente en un país donde persiste la tradición de la dote, una práctica costosa que se mantiene vigente en algunas regiones. Muchos hombres, con sueldos bajos o sin propiedades, temen no poder cumplir con los requisitos económicos para el matrimonio.

Además, las autoridades enfrentan una creciente crisis demográfica, ya que los bebés nacidos fuera del matrimonio no pueden ser registrados legalmente en algunas provincias. Esta situación se agrava tras la política del hijo único, que ha provocado un desequilibrio de género en la población, con más hombres que mujeres. A pesar de los esfuerzos del Gobierno por incentivar la natalidad, como permitir tener hasta tres hijos, los beneficios no han logrado revertir la tendencia.

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