La elección presidencial en Ecuador se decidirá en una segunda vuelta el 13 de abril, tras un empate técnico entre Daniel Noboa y Luisa González, quienes lucharán voto a voto por la presidencia.
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Ecuador se enfrenta a una de las elecciones más disputadas de su historia. Tras una primera vuelta sumamente reñida el pasado 9 de febrero, los resultados apuntan a una segunda vuelta el 13 de abril, en la que el actual presidente, Daniel Noboa, lidera con el 44.15% de los votos, seguido de cerca por la opositora Luisa González con el 43.95%. La diferencia es mínima, lo que ha dejado a ambos candidatos en una carrera por captar los votos restantes y garantizar la victoria.
El escenario político se ha complicado aún más por el empate técnico, lo que hace que cada voto cuente en la segunda vuelta. Noboa, quien lidera el partido Acción Democrática Nacional (ADN), se ha proclamado vencedor de la primera vuelta, destacando el apoyo mayoritario de su partido en la Asamblea Nacional, donde ADN se ha convertido en la principal fuerza legislativa, logrando alrededor de 67 de los 151 escaños. Su madre, Anabella Azín, se perfila como una posible presidenta del Congreso, lo que consolidaría la influencia de ADN en el poder legislativo.
Por otro lado, Luisa González, respaldada por el movimiento Revolución Ciudadana y el ex presidente Rafael Correa, también ha reclamado su victoria parcial y está lista para continuar su lucha en la segunda vuelta. Su principal desafío será atraer al voto indígena, en particular el apoyo de Leónidas Iza, líder de Pachakutik, quien ha dicho que no endosará votos a nadie, aunque su apoyo podría inclinar la balanza a favor de González.
La polarización territorial también juega un papel crucial en estos comicios. Mientras que Noboa ha tenido un respaldo mayoritario en Quito y la sierra, González ha arrasado en la costa, una región golpeada por el narcotráfico y la violencia. Este contexto refleja la profunda división social y política que atraviesa el país.
El Congreso ecuatoriano, ahora altamente fragmentado, refleja esta polarización. ADN se ha consolidado como el actor más fuerte, mientras que el correísmo ha logrado recuperar posiciones de relevancia, encabezado por figuras como Ricardo Patiño y Xavier Lasso. A pesar de la creciente influencia de ADN y el correísmo, movimientos como Pachakutik y el Partido Social Cristiano han visto una disminución considerable en su representación, quedando con una mínima cantidad de escaños.
En este clima de incertidumbre, tanto Noboa como González deberán luchar por ampliar su base de apoyo, y cada uno enfrentará sus propios retos: Noboa tendrá que superar los cuestionamientos y críticas provenientes de sectores que lo han rechazado, mientras que González debe lidiar con la desconfianza histórica entre el correísmo y el movimiento indígena.
El balotaje presidencial de Ecuador no solo definirá la presidencia, sino también la dirección política y social del país. Con un Congreso dividido y dos candidatos con estrategias opuestas, el próximo 13 de abril marcará un punto de inflexión en la historia reciente de Ecuador.