Sudáfrica denuncia campaña de desinformación tras sanciones de Trump

El gobierno sudafricano se defiende ante acusaciones de confiscación de tierras y apoyo a Israel, tras la orden ejecutiva de Trump que suspende toda la ayuda a Sudáfrica.

El Gobierno de Sudáfrica reaccionó este sábado enérgicamente a la orden ejecutiva emitida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que bloquea indefinidamente toda la ayuda destinada a Pretoria. El Ejecutivo sudafricano calificó la orden como parte de una “campaña de desinformación y propaganda” que busca desacreditar al país africano, al tiempo que desmentía las acusaciones formuladas por el mandatario estadounidense.

En un comunicado oficial, el Gobierno de Sudáfrica expresó su preocupación por la premisa de la orden, la cual consideran “carece de rigor factual”. El comunicado también apuntó que este tipo de medidas no sólo perjudican la relación bilateral, sino que “desprestigian a nuestra gran nación”.

La sanción de Trump llega luego de varios días de tensiones entre Estados Unidos y Sudáfrica, a raíz de las políticas de expropiación de tierras impulsadas por el gobierno de Pretoria. Estas reformas, que buscan facilitar la expropiación de tierras por razones de interés público, fueron aprobadas el 23 de enero de 2025. Trump ha acusado al país africano de realizar confiscaciones sin compensación y de cometer violaciones de derechos humanos, especialmente en relación a las políticas de redistribución de tierras.

La orden de Trump no solo implica el corte de ayuda económica a Sudáfrica, sino que también estipula medidas para reasentar a los “refugiados afrikáners” en Estados Unidos. Esta medida afecta a la minoría blanca sudafricana descendiente de colonos neerlandeses, quienes, según Trump, “escapan de la discriminación racial” promovida por el gobierno de Sudáfrica.

Por otro lado, Trump ha acusado a Sudáfrica de adoptar “posiciones agresivas” hacia Estados Unidos y sus aliados, especialmente al acusar a Israel de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), lo que ha enfurecido aún más a Washington.

El Gobierno sudafricano rechazó de manera contundente las acusaciones de Trump, calificando de irónico el hecho de que la orden ejecutiva abogue por el estatuto de refugiado para los afrikáners, cuando en Estados Unidos, bajo la administración de Trump, se está deportando y denegando asilo a personas vulnerables de otras partes del mundo.

En su respuesta, Sudáfrica recordó la historia dolorosa de colonialismo y apartheid que ha marcado al país, un régimen de segregación racial que perduró hasta 1994. El gobierno sudafricano argumentó que esta historia no está siendo reconocida en la orden ejecutiva, lo que consideran una falta de entendimiento de la realidad histórica y la situación social de Sudáfrica.

Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, también se refirió al tema durante su discurso anual del estado de la nación, donde subrayó que el país no se dejaría intimidar por las decisiones de Trump y reiteró el compromiso de Sudáfrica con “soluciones diplomáticas” ante cualquier malentendido o disputa.

La expropiación de tierras es un tema altamente sensible en Sudáfrica, un país donde las desigualdades históricas del régimen del apartheid siguen siendo evidentes en el reparto de tierras. Según un informe gubernamental de 2017, más del 72% de las tierras agrícolas privadas del país están en manos de una minoría blanca, que representa menos del 8% de la población total. Esta disparidad en la distribución de tierras sigue siendo una de las principales causas de la tensión social en el país.

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, ha defendido la reforma como una medida necesaria para corregir las injusticias del pasado, al tiempo que asegura que se respetarán los derechos de los actuales propietarios. Sin embargo, las críticas tanto a nivel interno como internacional han sido constantes, y la intervención de Trump ha aumentado la presión sobre el gobierno sudafricano.

La orden ejecutiva firmada por Trump no solo suspende la ayuda de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), sino que también contempla la suspensión de programas educativos y proyectos de cooperación con Sudáfrica. Además, se contempla la posibilidad de una reducción de la influencia diplomática de Sudáfrica en foros internacionales, lo que podría afectar aún más las relaciones entre ambos países.

El presidente estadounidense también ha llamado a una mayor inmigración de afrikáners a Estados Unidos, lo que ha sido fuertemente criticado por el Gobierno sudafricano, que considera que esta medida no hace más que avivar las tensiones raciales en el país.

El gobierno de Trump también está llevando a cabo un proceso de desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), un organismo clave en la cooperación internacional. Esta acción ha sido impulsada por Elon Musk, empresario de origen sudafricano, quien también es uno de los aliados más cercanos de Trump. El cierre de Usaid afectaría no solo a Sudáfrica, sino a muchos otros países que dependen de la asistencia estadounidense para el desarrollo económico y social.

La decisión de Trump de suspender la ayuda a Sudáfrica marca un nuevo capítulo en la relación entre ambos países. Aunque la administración de Trump ha justificado sus medidas por razones de derechos humanos y seguridad internacional, Sudáfrica continúa defendiendo su soberanía y su derecho a implementar reformas que consideren necesarias para superar las heridas del apartheid.

En los próximos días, se espera que las tensiones continúen, mientras que ambos gobiernos intentan encontrar una solución diplomática a este conflicto, cuyo desenlace podría tener implicaciones significativas para la política internacional y para las relaciones entre África y Estados Unidos.

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