Viena construirá el mayor depósito de agua ante el cambio climático

Con el objetivo de asegurar el abastecimiento de agua en el futuro, Viena ampliará su capacidad de almacenamiento a un millón de metros cúbicos, para hacer frente a la creciente demanda y los efectos del cambio climático.

Viena ha anunciado la construcción del depósito cerrado de agua potable más grande del mundo, un proyecto monumental que incrementará la capacidad de almacenamiento a un millón de metros cúbicos (mil millones de litros) en los próximos cinco años. Este esfuerzo tiene como objetivo garantizar el suministro de agua en la ciudad frente al creciente cambio climático y el aumento de su población, que se prevé aumentará su demanda en un 15 por ciento hacia 2050.

El proyecto, que forma parte de la estrategia “Wasser Wien 2050” (Agua Viena 2050), fue lanzado en 2022 para garantizar un suministro adecuado de agua en el futuro. En este contexto, el alcalde de Viena, Michael Ludwig, enfatizó la importancia de asegurar la seguridad del suministro de agua para los habitantes de la ciudad, destacando que esta expansión tiene un enfoque preventivo frente a los posibles desafíos derivados del cambio climático, como las inundaciones y las sequías.

El depósito de agua se ampliará sobre una instalación existente en Neusiedl am Steinfeld, una localidad situada al sur de Viena, que desde los años 50 alberga un depósito de 600,000 metros cúbicos. El proyecto de ampliación contará con cementos especiales capaces de soportar la presión de las grandes cantidades de agua en las nuevas cámaras de almacenamiento, que costará 98 millones de euros.

En una primera fase, el volumen del depósito pasará de los 600,000 metros cúbicos actuales a 800,000, y en una segunda fase se alcanzará la capacidad de un millón de metros cúbicos de agua cristalina, procedente de las montañas alpinas cercanas.

Con una demanda diaria de agua de aproximadamente 400,000 metros cúbicos, la ampliación del depósito será crucial para garantizar el suministro adecuado a la capital austríaca. Curiosamente, el agua almacenada en el depósito solo pasa un día por el sistema antes de ser distribuida a Viena, sin necesidad de utilizar bombas, lo que refleja la eficiencia del sistema de distribución.

El proyecto se considera una inversión esencial para la ciudad de Viena, que se prepara para los retos que presenta el cambio climático y el crecimiento de su población.

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