Los rebeldes del M23, con apoyo de Ruanda, han tomado Goma en la peor escalada del conflicto, desbordando hospitales y generando condenas internacionales.
La situación en Goma, la mayor ciudad del este de la República Democrática del Congo, se ha vuelto tensa tras el avance de los rebeldes del M23, apoyados por tropas de Ruanda. El miércoles, la ciudad de casi dos millones de habitantes se encontraba en relativa calma, aunque aún se escuchaban tiroteos esporádicos en zonas periféricas, según informaron residentes locales.
El lunes, los rebeldes tomaron la ciudad lacustre, dejando cadáveres en las calles y desbordando los hospitales. Al día siguiente, el M23 capturó el aeropuerto internacional de Goma, lo que podría cortar la principal ruta de ayuda humanitaria para los cientos de miles de desplazados en la región.
El asalto ha provocado condenas internacionales, especialmente de Ruanda, y se ha solicitado un alto el fuego inmediato. El Gobierno de Estados Unidos ha instado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a tomar medidas para frenar la ofensiva. En una conversación telefónica, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, acordaron la necesidad de un alto el fuego, aunque Kagame no mostró disposición a ceder ante las demandas de una retirada del M23 de Goma.
El M23 es el último grupo insurgente apoyado por Ruanda que ha tenido participación en el conflicto en el Congo, que se ha prolongado por más de una década. Este grupo está compuesto principalmente por tutsis y tiene su origen en los días posteriores al genocidio en Ruanda hace 30 años, cuando extremistas hutus mataron a tutsis y hutus moderados, y fueron desplazados por fuerzas tutsis. Ruanda ha afirmado que algunos de los perpetradores del genocidio se refugiaron en el Congo y forman milicias con alianzas con el gobierno congoleño, representando una amenaza tanto para los tutsis congoleños como para Ruanda.
El Gobierno del Congo, por su parte, rechaza las acusaciones de Ruanda y acusa a este país de utilizar a sus milicias para saquear minerales lucrativos como el coltán, que se usa en la fabricación de teléfonos inteligentes.
El lunes, los ejércitos de ambos países intercambiaron disparos a través de la frontera común, lo que resultó en la muerte de al menos nueve personas según Ruanda.
La comunidad internacional ha reaccionado ante la creciente violencia en la región. El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), ha expresado su profunda preocupación por la situación en Goma. A través de un mensaje publicado en X, México hizo un “llamado urgente a las partes al diálogo y cese de hostilidades, y al respeto del derecho internacional humanitario”, además de condenar los ataques a embajadas en Kinshasa y reiterar su apoyo a los procesos de paz de Luanda y Nairobi. México también ha expresado sus condolencias a Sudáfrica y Uruguay por la pérdida de soldados en la misión de paz de la ONU en el Congo.
Desde el Vaticano, el papa Francisco también ha hecho un llamado a la paz, instando a las partes involucradas a cesar las hostilidades y proteger a la población civil. En su mensaje, el pontífice expresó su preocupación por la situación y pidió a las autoridades locales e internacionales que trabajen hacia una resolución pacífica del conflicto.