Biden cierra su presidencia entre la amargura y la incertidumbre de un legado desmantelado por Trump

A pocas horas de dejar la Casa Blanca, Joe Biden reflexiona sobre su presidencia, que podría quedar eclipsada por el regreso de Donald Trump al poder.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, cerró la semana con una serie de emotivos discursos de despedida, donde se dirigió al cuerpo diplomático, a los líderes militares y ofreció un mensaje televisado a la nación. Sin embargo, sus palabras, cargadas de amargura y reflexión, mostraron una realidad que se ha vuelto ineludible: gran parte de su legado será desmantelado por su sucesor, Donald Trump, en cuanto asuma el cargo el lunes.

Este no era el final que Biden había imaginado para su medio siglo de carrera política. En sus sueños, los libros de Historia recordarían sus cuatro años en la Casa Blanca como un periodo clave en la política estadounidense, pero ahora, con la elección de Trump para un nuevo mandato, su presidencia podría reducirse a un simple paréntesis en la era Trump.

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En las últimas semanas, Biden, quien a sus 82 años se convierte en el presidente de mayor edad en la historia del país, ha dejado claro que abandona el poder a regañadientes, convencido de que aún tenía mucho que aportar. A pesar de ello, ha reconocido que su salud podría haberse resentido con un segundo mandato, ya que la responsabilidad de gobernar a su edad sería más ardua.

En una entrevista con USA Today, publicada el 8 de enero, Biden afirmó que, aunque sonara “presuntuoso”, creía que podría haber derrotado a Trump en las elecciones de noviembre, en las que Trump venció a la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris. No obstante, también reconoció no estar seguro de si tenía la energía necesaria para un segundo mandato. “De momento, estoy bien”, dijo, “pero, ¿quién sabe cómo estaré cuando tenga 86 años?”.

Este lunes, cuando Trump asuma la presidencia, Biden subirá a un helicóptero y dejará atrás Washington, una ciudad que llegó a conocer en 1973 con tan solo 30 años, cuando fue elegido el senador más joven del país. Ahora, se marcha con cierto resentimiento, después de un mandato plagado de desafíos y frustraciones. Según fuentes cercanas al mandatario, la relación de Biden con algunos de sus aliados más cercanos se ha deteriorado, especialmente después de que el Partido Demócrata lo presionara para abandonar la candidatura y ceder el puesto a Harris tras un mal desempeño en un debate contra Trump.

A pesar de todo, Biden espera que la Historia lo recuerde como un presidente honesto que tomó decisiones clave para transformar el país y restaurar el liderazgo global de EE.UU. En su discurso de despedida desde el Despacho Oval, afirmó que “las semillas están plantadas y crecerán y florecerán durante décadas”. Sin embargo, su mensaje fue más una advertencia sobre el futuro del país que una celebración de logros.

Biden alertó de que EE.UU. está “convirtiéndose en una oligarquía”, dominada por multimillonarios tecnológicos como Elon Musk, quien estará cerca de Trump en la investidura. Este escenario refleja la preocupación del mandatario por el rumbo que podría tomar el país en manos de la élite empresarial.

A lo largo de sus últimos días en la Casa Blanca, Biden ha intentado blindar su legado. En sus esfuerzos por dejar una huella, envió más ayuda militar a Ucrania, firmó órdenes ejecutivas para proteger áreas de Alaska de la explotación petrolera y retiró a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Además, conmutó la pena a casi 2,500 personas condenadas por delitos no violentos relacionados con drogas y extendió un indulto a su hijo Hunter Biden, a pesar de las críticas que esto generó.

El legado de Biden se centrará en sus esfuerzos para sacar a EE.UU. de la pandemia, su apuesta por la energía limpia y la producción nacional de microchips para reducir la dependencia de China, así como la eliminación de algunas de las políticas migratorias más duras de Trump. En política exterior, su gestión ha sido vista con luces y sombras: si bien fortaleció las alianzas internacionales y unió a Occidente en apoyo a Ucrania, también sufrió una desastrosa salida de Afganistán y dejó que la guerra en Gaza se cobrase más de 46,000 vidas.

A pesar de sus esfuerzos por unir a la nación y sanar el “alma” del país, Biden deja el cargo sin haber logrado sus objetivos de reconciliación. Con una sociedad más dividida que nunca y un costo de vida elevado que ha generado frustración, muchos estadounidenses optaron por el regreso de Trump, un líder disruptivo que refleja la insatisfacción del pueblo frente a las políticas actuales.