La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y el presidente guatemalteco Bernardo Arévalo discutieron por teléfono proyectos de desarrollo en la frontera común, un tema clave en el flujo migratorio hacia EE.UU.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, conversó por teléfono con el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, para abordar proyectos de desarrollo en la frontera entre ambos países, que se ha convertido en uno de los puntos más relevantes en el contexto de la migración hacia Estados Unidos.
Sheinbaum informó sobre la conversación a través de sus redes sociales, destacando su satisfacción por haber podido dialogar con su homólogo guatemalteco sobre “proyectos de desarrollo” en la región fronteriza. Aunque no detalló los temas específicos tratados, Arévalo expresó en sus propias redes sociales que su objetivo es “unir humanidad y desarrollo” en la región, poniendo énfasis en la importancia de garantizar la dignidad de los pueblos de ambos países.
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Esta conversación se da en un contexto migratorio crítico, ya que se espera que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos por segunda vez con un enfoque centrado en la implementación de deportaciones masivas y restricciones más severas sobre la migración y el asilo. En este marco, el Gobierno de México ha detectado un récord de más de 925 mil migrantes irregulares entre enero y agosto de 2024, lo que ha representado un aumento significativo del 132% en comparación con el año anterior.
Una de las zonas más impactadas por el flujo migratorio es Tapachula, en la frontera con Guatemala, que ha enfrentado grandes desafíos debido a la llegada de miles de migrantes en su ruta hacia EE.UU.
En este sentido, la presidenta Sheinbaum ha insistido en que México no debe ser el único responsable de recibir a los migrantes deportados desde Estados Unidos. En lugar de ser expulsados a México, ha señalado la necesidad de que los migrantes sean repatriados a sus países de origen. Su Gobierno ya se encuentra en conversaciones con diversas naciones para facilitar la repatriación directa de los migrantes deportados, como parte de un enfoque más colaborativo y equitativo para enfrentar la crisis migratoria regional.