Desde las marcas de ropa y automóviles hasta los destinos turísticos y las tendencias de consumo, México vivió una era dorada en los años 60 con productos y costumbres que definieron una época que aún evoca nostalgia.
La década de los 60 en México estuvo marcada por un sinfín de transformaciones que cubrieron desde la moda hasta el consumo de productos y la elección de destinos turísticos. Fue un período de esplendor, que, aunque hoy parece lejano, sigue presente en la memoria colectiva de muchos mexicanos.
Durante esa época, Acapulco era el destino turístico preferido para aquellos que podían darse el lujo de disfrutar de sus playas y hoteles exclusivos. Los hoteles como El Mirador, Flamingos, Hilton, Pierre Marqués, Ritz, Paraíso Marriott, Copacabana y Papagayo se convirtieron en los más codiciados, llenando de glamour y movimiento la ciudad costera, que atraía a miles de turistas nacionales e internacionales.
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La moda de la época también dejó una huella indeleble. Las clases medias, por ejemplo, se vestían con pantalones Topeka y Edoardos, mientras que las prendas de mezclilla Ray Tom y Levi’s eran populares entre las mayorías. Las camisas Arrow y Manchester, a menudo publicitadas por el galán de la época, Mauricio Garcés, eran vistas como símbolos de elegancia. Los zapatos Domit y Florsheim para los adultos y las marcas más accesibles como Flexi Arc o Blasito para los jóvenes, definían el estilo cotidiano. En cuanto a los vehículos, los más exclusivos eran el Ford Mustang y el Galaxie, mientras que la clase media se inclinaba por modelos más accesibles como el Ford Falcon o el Rambler American.
Además, las tiendas de ropa, como Suburbia, competían con gigantes como París Londres, mientras que los hogares mexicanos empezaban a llenar sus espacios con electrodomésticos de marcas como IEM o Mabe, y herramientas tecnológicas como los televisores Philco y Phillips, que marcaban el inicio de una nueva era en el entretenimiento familiar.
El consumo de productos también estaba en su apogeo, con marcas de refrescos como Coca-Cola y Pepsi Cola dominando el mercado, y productos nacionales como Jarritos, Pascual y Lulú ganando popularidad. Los jóvenes disfrutaban de los refrescos con sabor a naranja y piña, mientras que las lociones y perfumes como Aramís y Paco Rabanne acompañaban el estilo de vida de la época.
Todo mundo fumaba, en los camiones, los hospitales y el vestíbulo de los cines. Los pudientes preferían Raleigh o Winston; las clases medias Baronet, Del Prado o Fiesta; los pobres, Delicados Carmencitas o Faros.
No solo la moda y el consumo marcaron este período, sino también los espacios de entretenimiento. Discotecas como Champagne a Go Go y Terraza Casino se convirtieron en los lugares más visitados por los jóvenes, mientras que el cine, el futbol y el beisbol llenaban las tardes y noches de ocio. En la televisión, los canales 2, 4 y 5 eran los principales, con un fuerte crecimiento de nuevas opciones como el canal 13, que comenzaba a competir en el panorama audiovisual.
Las tardes en las calles también tenían su propio encanto. Los niños jugaban en la calle con canicas, trompos y yoyos, mientras que aquellos que podían permitírselo, se daban el lujo de tener bicicletas Windsor o patines Gala para recorrer la ciudad. Los parques y plazas eran el punto de encuentro para una juventud que disfrutaba de la libertad que les ofrecían las calles.
En los hogares mexicanos, productos como el café Oro y el Nescafé, la mayonesa McCormick y el atún Calmex se convertían en elementos básicos de la despensa. Mientras tanto, la gastronomía de la Ciudad de México tenía sus propios favoritos: tacos en El Tizoncito, flautas en Los Cocoteros y mariscos en Boca del Río eran solo algunos de los platos que definían la oferta culinaria de la época.
Los 60 también fueron testigos de grandes movimientos en la música y la cultura popular. Artistas como José José, Joan Manuel Serrat y Julio Iglesias comenzaban a ganar popularidad, mientras que el rock en inglés se expandía en las estaciones de radio de la Ciudad de México. Los discos se compraban en lugares como Discolandia y Mercado de Discos, y las canciones de moda formaban parte de la banda sonora de la juventud.
Este periodo también estuvo marcado por el auge de la tecnología, con la llegada de las primeras máquinas electrónicas de monedas, que revolucionaron el ocio en espacios como las arcadas y los centros comerciales. Y es que, mientras las familias disfrutaban de productos de consumo masivo, los jóvenes se veían envueltos en un ambiente cultural efervescente que les permitió vivir una época dorada, llena de cambios que se mantuvieron por años en la memoria colectiva.
Hoy, al mirar atrás, el México de los 60 se recuerda con cariño, no solo por los objetos de consumo que marcaron ese tiempo, sino por la esencia de una sociedad en plena transformación, donde la moda, el entretenimiento y el desarrollo económico trazaron el camino hacia una nueva era.