La estrella de la familia Kardashian dejó atrás las expectativas estéticas, eligiendo en su lugar priorizar su fuerza, salud y conexión con su cuerpo
Un año después de haber dado a luz a su cuarto hijo, Rocky Thirteen Barker, Kourtney Kardashian reflexiona sobre su proceso de recuperación tanto física como emocional.
Kourtney, de 45 años, afirma que este proceso de recuperación fue completamente distinto al que experimentó con sus tres hijos mayores: Mason, Penélope y Reign.
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“Esta vez me siento mucho más en contacto con mi cuerpo”, comentó en una entrevista exclusiva con Women’s Health.
El embarazo de Kourtney con Barker no fue fácil, pues tras cinco intentos fallidos de fertilización in vitro (FIV) y tres recuperaciones, la llegada de su hijo fue una bendición que trajo consigo desafíos adicionales, incluida una cirugía fetal urgente.
Esta experiencia fortaleció la decisión de Kourtney de escuchar a su cuerpo y tomarse el tiempo necesario para sanar.
“Simplemente me estoy dando el permiso y la gracia de tomarme mi tiempo”, explicó.
Durante su primer año después de ser mamá, Kourtney apostó por una actividad sencilla pero poderosa y es caminar.
Incorporó esta rutina a su día a día, llegando a recorrer hasta seis kilómetros.
