El Chelsea afrontaba este encuentro con la presión de revertir su mal momento.
Con solo una victoria en sus últimos cinco compromisos, los londinenses necesitaban imperiosamente sumar puntos.
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En cambio, el Bournemouth llegaba con la moral alta, acumulando ocho partidos consecutivos sin derrota, entre ellos triunfos sorprendentes ante equipos como Tottenham y Manchester United.
El inicio del partido dejó claro que el Bournemouth no iba a ser un visitante complaciente. Justin Kluivert protagonizó la primera ocasión de peligro con una jugada individual que obligó a Robert Sánchez a lucirse con una gran parada. Sin embargo, fueron los locales quienes tomaron la delantera temprano en el minuto 12, cuando Cole Palmer, en gran forma esta temporada, convirtió su oportunidad y adelantó al Chelsea.
La primera mitad terminó con ventaja para los blues, aunque marcada por la tensión, faltas recurrentes y una tarjeta amarilla para Jackson.
La segunda mitad comenzó con un cambio de guion. Un penalti temprano permitió a Justin Kluivert igualar el marcador, poniendo al Bournemouth de lleno en el partido.
Desde entonces, los visitantes se adueñaron del ritmo del juego, buscando insistentemente la remontada.
Sus esfuerzos se materializaron en el minuto 68, cuando Antoine Semenyo marcó un gol que dejó en silencio a Stamford Bridge.
Con el tiempo en contra y el marcador adverso, el Chelsea recurrió a los cambios estratégicos de Enzo Maresca. Primero reforzó el mediocampo en el minuto 71, y luego apostó por un doble cambio ofensivo al 81.
Pero el salvador del equipo no fue un delantero, sino el capitán, Reece James, quien en el tiempo añadido ejecutó de manera impecable un tiro libre, asegurando el empate para los suyos.
