La líder opositora destacó que el régimen de Nicolás Maduro se encuentra “aislado” y teme su final cercano, según sus declaraciones recientes
La líder opositora destacó que el régimen de Nicolás Maduro se encuentra “aislado” y teme su final cercano, según sus declaraciones recientes.
El 9 y 10 de enero, la oposición venezolana protagonizó un nuevo intento de desestabilización encabezado por María Corina Machado. Sin embargo, este plan no tuvo el impacto esperado, pues la convocatoria a manifestarse en las calles no logró reunir a más que unos pocos centenares de personas. En un segundo intento, se difundió rápidamente la versión de un “secuestro” de Machado, que horas después ella misma desmintió, mostrando la falta de credibilidad en los hechos. Este nuevo fracaso se enmarca en una larga historia de acciones opositoras fallidas que datan desde el golpe de Estado de 2002, pasando por los intentos de referéndums y protestas violentas, hasta el más reciente en 2019 con la autoproclamación de Juan Guaidó.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
A pesar de estos fracasos, la narrativa de la oposición sigue viva, con figuras como Machado insistiendo en que el régimen de Maduro está en sus últimos días. En sus palabras recientes, aseguró que el chavismo está “paranoico” y sabe que su fin está cerca. Para la exdiputada, la lucha continúa y aunque el camino ha sido difícil, mantiene la esperanza de que la oposición finalmente prevalecerá.
Casi 23 años de fracasos continuos
Los primeros intentos desestabilizadores datan de 2002, cuando un golpe de Estado temporal derrocó a Hugo Chávez. Desde allí, figuras como Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado, y partidos como Primero Justicia y Voluntad Popular, han estado al frente de estrategias políticas que han incluido manifestaciones, paros, sabotajes económicos y protestas violentas. Aunque estos intentos siempre han fracasado, la oposición ha persistido, con altibajos en su narrativa y sus métodos.
Uno de los episodios más destacados fue el paro petrolero de 2002-2003, que buscó paralizar la economía y dañar a PDVSA, la principal fuente de ingresos del país. En 2004, se convocó un referéndum revocatorio contra Chávez, que resultó en una victoria para el oficialismo. Más tarde, las protestas violentas de 2014, conocidas como “La Salida”, dejaron decenas de muertos y llevaron a la detención de Leopoldo López, un acto respaldado por figuras como Machado y otros líderes opositores.
La autoproclamación de Juan Guaidó en 2019, con el respaldo de potencias extranjeras como Estados Unidos y la Unión Europea, fue otro intento de crear un gobierno paralelo, pero, al igual que los anteriores, fracasó. Aunque esta estrategia no logró desestabilizar al país, le costó a Venezuela millones de dólares en activos congelados y una crisis económica aún más profunda. La falta de cohesión dentro de la oposición y la pérdida de apoyo popular hicieron que las movilizaciones convocadas por estos grupos se redujeran a niveles cada vez más bajos.
El ocaso de la oposición y el fortalecimiento del chavismo
La continuidad de fracasos ha llevado al desgaste de los liderazgos opositores, particularmente el de María Corina Machado, quien sigue promoviendo un discurso radical y polarizante, pero con escaso apoyo en las calles. Mientras tanto, la Revolución Bolivariana, respaldada por un sólido apoyo popular y una unión cívico-militar, ha resistido las continuas agresiones externas e internas, logrando sortear los intentos de desestabilización.
El fortalecimiento del chavismo en medio de las sanciones y presiones internacionales es un claro reflejo de la capacidad de la Revolución para adaptarse y mantenerse firme frente a la adversidad. En lugar de socavar al gobierno, los intentos desestabilizadores han tenido el efecto contrario: han consolidado la unidad interna y han permitido que el gobierno avance en proyectos de autosuficiencia, como la expansión de la producción agrícola y la creación de alianzas con países del sur global.