Según Copernicus, 2024 superó en 1.5 °C la temperatura preindustrial, con olas de calor y lluvias extremas, afectando a millones de personas.
El año 2024 se ha convertido en el más cálido registrado desde que existen datos históricos, marcando un hito al superar en 1.5 °C los niveles de temperatura preindustrial, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S). Este fenómeno refleja la intensificación de los efectos del cambio climático, con una serie de eventos climáticos extremos que han golpeado a diversas regiones del mundo.
De acuerdo con los datos proporcionados por el C3S, la temperatura media global del aire en superficie en 2024 fue de 15.10 ºC, lo que representa un incremento de 0.72 ºC respecto a la media de 1991 a 2020. Esta cifra es 0.12 ºC más alta que la de 2023, que hasta entonces había sido el año más cálido registrado, y equivale a 1.60 ºC por encima de la estimación de temperaturas del periodo preindustrial (1850-1900).
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El informe revela que, durante 2024, la temperatura media mensual superó en 1.5 °C los niveles preindustriales durante once de los doce meses, con todos los meses entre julio de 2023 y junio de 2024, con excepción de julio de 2024, alcanzando este umbral crítico. De hecho, todos los meses de enero a junio de 2024 fueron más cálidos que los mismos meses de cualquier año previo, y aunque los meses de julio a diciembre fueron los segundos más cálidos registrados, solo fueron superados por el mismo periodo en 2023.
Este patrón de temperaturas extremas es alarmante para los expertos en cambio climático. Samantha Burguess, responsable estratégica de Clima del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM), subraya que “cada año de la última década es uno de los diez más cálidos registrados”, lo que sugiere que la humanidad se está acercando rápidamente al umbral crítico de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París. De hecho, la media de los últimos dos años ya ha superado dicho límite.
Además de las temperaturas extremas, 2024 estuvo marcado por olas de calor sin precedentes y episodios de lluvias torrenciales que afectaron a millones de personas en todo el mundo. Estas condiciones fueron exacerbadas por niveles récord de humedad en la atmósfera, que alcanzaron un 5 por ciento por encima de la media de 1991 a 2020, y más de un 1% superior a los niveles más altos registrados en 2016 y 2023. Esta humedad adicional amplificó las precipitaciones extremas y contribuyó al desarrollo de grandes tormentas y ciclones tropicales.
En términos geográficos, 2024 fue el año más cálido para todos los continentes, a excepción de la Antártida y Australasia, así como para grandes porciones de los océanos, especialmente el Atlántico Norte, el Índico y el Pacífico occidental. En Europa, por ejemplo, la temperatura media alcanzó los 10.69 °C, un incremento de 1.47 °C respecto a la media de 1991 a 2020, superando el récord anterior de 2020. Además, la temperatura media anual de la superficie del mar alcanzó un máximo histórico de 20.87 °C, lo que influyó de manera significativa en las altas temperaturas globales.
Otro factor clave que ha acentuado los efectos del cambio climático es el aumento de las temperaturas del océano, que desempeñaron un papel crucial en las altas temperaturas globales observadas en 2023 y 2024. Además, las condiciones extremas de calor y la humedad récord han incrementado los niveles de estrés térmico a nivel mundial, con un aumento significativo de días con “estrés térmico extremo” en gran parte del hemisferio norte.
El impacto de este clima extremo se ha sentido en todo el planeta, con regiones que han experimentado condiciones propensas a incendios forestales, como en América, donde los incendios fueron persistentes y de gran escala. En particular, Bolivia y Venezuela fueron los países con los niveles más altos de emisiones de carbono provenientes de incendios forestales, lo que resalta el vínculo directo entre el clima extremo y los eventos devastadores.
El informe de Copernicus subraya la urgencia de actuar frente a esta crisis climática. Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, destacó que “la humanidad es dueña de su destino, pero nuestra respuesta al desafío climático debe basarse en pruebas”, y agregó que “una acción rápida y decisiva aún puede cambiar la trayectoria de nuestro clima futuro”. Sin embargo, los datos sugieren que la humanidad se enfrenta a un futuro incierto si no se toman medidas inmediatas y sustanciales para mitigar los efectos del calentamiento global.
