En la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Papa Francisco destacó la fraternidad como la clave para un futuro lleno de esperanza, invitando a los fieles a caminar juntos hacia un mundo más unido y solidario.
El Papa Francisco cerró el año 2024 con un mensaje de esperanza y fraternidad, apelando a una humanidad más unida en su misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, este 31 de diciembre. Durante la ceremonia de las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Pontífice expresó que la verdadera esperanza para el mundo está en la fraternidad, un principio fundamental para enfrentar los desafíos que trae consigo el nuevo año.
“La esperanza del mundo está en la fraternidad”, afirmó el Papa, al mismo tiempo que reflexionó sobre el significado de esta esperanza en un mundo tan dividido. En su discurso, Francisco cuestionó si la fraternidad es solo un “eslogan retórico” o si realmente tiene una base sólida para construir un futuro estable y duradero. Según el Papa, la respuesta a esta pregunta la ofrece la figura de la Virgen María y su hijo, Jesús, quien es la clave para lograr una fraternidad genuina.
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“La esperanza de un mundo fraterno no es una ideología, no es un sistema económico, no es el progreso tecnológico”, explicó Francisco. “Es el hijo encarnado, enviado por el Padre para que todos podamos convertirnos en lo que somos: hijos del Padre que está en los cielos, y por lo tanto, hermanos y hermanas entre nosotros”. Para el Pontífice, la fraternidad no es una utopía, sino una invitación a vivir según el ejemplo de Jesucristo, quien mostró el camino hacia una humanidad más unida.
El Papa instó a los fieles a caminar “juntos, como peregrinos de esperanza, por el camino de la fraternidad”, llamando a una renovación de los lazos de unidad entre las personas. Este mensaje resuena especialmente en un momento en que el mundo enfrenta graves tensiones sociales, políticas y económicas. En sus palabras, Francisco destacó la importancia de actuar de manera concreta y solidaria para construir un futuro de paz y entendimiento mutuo.
El Pontífice también mencionó el Jubileo 2025, que comenzó oficialmente el 24 de diciembre y se extenderá durante todo el próximo año. Este evento, celebrado cada 25 años, ofrece indulgencia de los pecados a los peregrinos que asisten a Roma, y se espera que en 2025 al menos 30 millones de personas participen de esta festividad. Francisco expresó que el año que termina ha sido un periodo exigente para la ciudad de Roma, debido a los trabajos de preparación para el Jubileo, los cuales han implicado un incremento en la llegada de peregrinos, turistas y ciudadanos.
“El año que termina ha sido muy exigente para la ciudad de Roma”, dijo el Papa, resaltando el esfuerzo de las autoridades y la comunidad para dar la bienvenida a los millones de visitantes esperados en el próximo año. “Los ciudadanos, peregrinos, turistas y todos los que estaban de paso han experimentado la típica etapa que precede a un Jubileo, con la multiplicación de obras grandes y pequeñas”, añadió, refiriéndose a las iniciativas de renovación y preparación de la ciudad para el evento.
El Papa también destacó el valor de este trabajo, señalando que más allá de las obras físicas y logísticas, todo tiene un sentido profundo: “Roma está llamada a acoger a todos para que todos puedan reconocerse como hijos de Dios y hermanos entre sí”, concluyó Francisco, reafirmando el rol universal de la ciudad como lugar de encuentro y unidad.
La misa de fin de año, marcada por el tradicional canto del “Te Deum” como acto de agradecimiento por el año que termina, ofreció una ocasión para la reflexión profunda. El Papa invitó a todos a considerar el sentido del trabajo y los esfuerzos realizados en 2024, recordando que todas las acciones deben estar orientadas hacia el servicio y la vocación universal de la Iglesia: acoger a todos y promover la fraternidad entre los seres humanos.
En su mensaje, Francisco reafirmó que, al igual que el Vaticano, Roma y la Iglesia en su conjunto, todos los pueblos del mundo están llamados a caminar juntos, unidos por la esperanza, para construir un futuro más justo, fraterno y solidario.
El Papa Francisco, al cierre de este año, nos ha dejado un mensaje poderoso de fraternidad y esperanza. En un mundo lleno de divisiones, su llamado a vivir como hermanos y hermanas en Cristo resuena como un recordatorio urgente de que la verdadera paz solo se alcanzará cuando todos caminemos juntos hacia la unidad y el entendimiento mutuo.