En 2024, la IA avanzó significativamente, desde la adopción de regulaciones globales hasta su impacto en la sociedad, el empleo y la seguridad, generando tanto expectativas como preocupaciones.
La inteligencia artificial (IA) ha sido un tema central en 2024, marcando un año de avances significativos, tanto en términos de innovación como en la búsqueda de regulaciones adecuadas para mitigar sus riesgos. Desde la adopción de la primera resolución global sobre IA por parte de la ONU hasta la implementación de nuevas leyes en la Unión Europea, el panorama de la IA ha evolucionado rápidamente, generando tanto oportunidades como desafíos a nivel mundial.
Uno de los principales hitos fue la aprobación de la primera resolución global sobre IA por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, respaldada por 122 países. Esta resolución busca proteger los datos personales y garantizar los derechos humanos, una medida clave para abordar las preocupaciones sobre el uso malicioso de la IA y su impacto en la democracia y el empleo.
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En el ámbito legislativo, la Unión Europea aprobó una ley histórica que prohíbe los sistemas de categorización biométrica basados en características personales y establece criterios de transparencia para el uso de IA. Esta ley será implementada gradualmente hasta 2026, buscando garantizar la seguridad y la equidad en el uso de esta tecnología. Además, Sinaloa, en México, tomó medidas al penalizar el uso malicioso de la IA, como la manipulación de imágenes para dañar la intimidad de las personas.
La IA no solo ha estado en el centro del debate en torno a la regulación, sino que también ha tenido un impacto directo en diversas áreas, desde el uso militar hasta la desinformación electoral. En Gaza, la ONU denunció el uso de IA por parte de Israel para llevar a cabo ataques aéreos, causando una gran cantidad de bajas civiles y destrucción sin precedentes. Por otro lado, las preocupaciones sobre la IA y su influencia en las elecciones democráticas han crecido, con advertencias sobre el uso de “deep fakes” que distorsionan la realidad y amenazan la integridad electoral.
En el ámbito social, un informe reveló que uno de cada diez menores en EE. UU. ha visto imágenes generadas por IA con contenido explícito, lo que subraya la necesidad de sistemas más eficaces para proteger a los niños frente a estos riesgos. En América Latina, el impacto de la IA en el mercado laboral es preocupante, ya que se estima que entre el 26% y el 38% de los empleos están en riesgo de automatización.
La IA también ha transformado el ámbito empresarial. En Polonia, la emisora OFF Radio comenzó a utilizar locutores generados por IA, lo que ha abierto un debate sobre las implicaciones éticas y económicas de su uso en los medios. En América Latina, México lidera el crecimiento en inteligencia artificial, con un impresionante aumento del 965% en su adopción desde 2018, a pesar de los desafíos relacionados con la capacitación y la infraestructura digital.
A nivel global, grandes empresas como Google han señalado que la IA podría optimizar hasta el 80% de las tareas laborales, destacando su potencial para revolucionar el trabajo. Sin embargo, también se han presentado preocupaciones sobre el impacto ambiental de la IA. Google reportó un aumento del 48% en sus emisiones de carbono debido al alto consumo energético de sus productos basados en IA.
El 2024 ha sido un año clave para la inteligencia artificial, con avances notables en su regulación y en su integración en diversas áreas de la sociedad. Sin embargo, también ha dejado claro que, para aprovechar sus beneficios, es fundamental abordar los riesgos asociados con su uso. La necesidad de una regulación más robusta y de un enfoque ético en el desarrollo y la implementación de la IA es más urgente que nunca, a medida que