Llaman a la empatía hacia las personas con autismo y a concientizar en que medida repercuten los sonidos estrambóticos en su sistema neurológico y nervioso
Si bien son diversos los sectores en los que el uso de la pirotecnia representa un riesgo, sobre todo durante las festividades del “Guadalupe – Reyes”, periodo en el que suelen comercializarse y ofertarse en mayor medida estos artefactos, para las personas con autismo la celebración de estos espectáculos que incluyen la activación de los juegos pirotécnicos, llega a ser sinónimo de inclusión, afectándoles gravemente e incluso aislándolos para evitar episodios de crisis.
La especialista en Neuropsicología, Isis Lubertad Nava, llamó en esta temporada a la empatía hacia las personas con autismo y a concientizar en que medida repercuten los sonidos estrambóticos en su sistema neurológico y nervioso; así como a apoyarles cuidadores, cuidadoras, amigos, familiares y ciudadanía en general a prevenir episodios de crisis, ya que las consecuencias de estas son verdaderamente graves.
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“Yo soy de la parte de la prevención. Todos los cambios afectan a las personas autistas somos rutinarios generalmente, entonces una crisis puede llegar incluso a llevar a la persona a una convulsión, a un derrame cerebral o un infarto por el estrés, tenemos que estar conscientes de eso, no tiene porque estar pasando frecuentemente, ya que la persona entra en una crisis, debemos de identificar qué provoca la crisis, que está pasando durante la crisis y cómo debemos atender después de la crisis; en estos tres momentos antes durante y después”, explicó.
Enfatizó en que no en todos los casos de autismo, la atención es la misma, sino que son diferentes los mecanismos para evitar que la situación detone en una crisis, por lo que se debe identificar lo que está generando molestia en la persona para aislarla de ello.
“Tengo que identificar que generó la crisis, entonces aunque yo no sepa que la persona es autista, y veo que una persona tiene hiperacusia y le está molestando el sonido y yo ya veo que el sonido lo que me está metiendo a la a la crisis, tengo que congelarlo, tengo que aislarlo, tengo que alejarlo del sonido.
Las crisis no son solamente de llantos, gritos, arañazos, o lo que vemos socialmente. Hay otro otro tipo de crisis en las que el cerebro entra en un estado como si estuviera en pausa, hay mutismo selectivo, hay un cansancio muy fuerte, duele el cuerpo, incluso hay febrícula y pueden caer en cama hasta tres días”, explicó la especialista.
Indicó cómo contexto, que en promedio, una persona neuro típica puede tolerar 120 decibeles en sonido, sin que esto sea dañino; mientras en el caso de una persona con autismo es mucho mayor la sensible, por debajo de esos 120 decibeles (dB). Respecto al autismo, informó que este se divide en tres niveles: grado 1, 2 y 3, lo que duele confundirse con niveles de crisis y por lo que los cuidados, así como el apoyo es distinto conforme el caso.
“El generar conciencia o abrir estos escenarios que sean inclusivos verdaderamente para las personas autistas, comienza desde el núcleo familiar, tristemente hemos trabajado mucho, pero hasta que uno no vive o tiene un familiar cercano que está dentro del espectro, puede entender lo que se vive, lo que se percibe y las cosas que pasan cuando entran en una crisis, el cómo se tienen que estar esforzando diariamente por tratar de ser incluidos en una sociedad”.