Más de 3,000 niños no acompañados han llegado a Grecia en 2024, muchos enfrentando violencia, aislamiento y malas condiciones de vida en campamentos remotos.
En 2024, Grecia, principal puerta de entrada a Europa para migrantes de África y el Medio Oriente, ha experimentado un aumento significativo en el número de personas que buscan refugio. Según ACNUR, el número de migrantes y refugiados aumentó un 35% en los primeros 11 meses del año, alcanzando los 57,363, la cifra más alta desde 2019.
De este total, más de 13,000 niños llegaron por mar, lo que representa un aumento del 50% respecto al año anterior. Lo más alarmante es el creciente número de niños no acompañados, que se duplicó en comparación con 2023, alcanzando los 3,000 casos.
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Las organizaciones de derechos humanos, como Save the Children, han informado sobre condiciones de vida inaceptables en los campamentos remotos donde estos niños se encuentran, incluyendo falta de servicios de protección, alimentos de mala calidad, cucarachas y espacios habitables insalubres con moho. La violencia también es una preocupación grave, como lo demuestra el testimonio de Samuel, un niño de 13 años de la República Democrática del Congo que vive en el campamento de Ritsona. Samuel describió su vida como “peligrosa y aislante”, señalando los ataques con cuchillos y piedras que sufrió junto a otros niños.
El director de Save the Children Europa, Willy Bergogné, criticó la situación al afirmar que los niños que llegan a Grecia con la esperanza de encontrar seguridad se enfrentan a una nueva crisis dentro de los campamentos. “Los centros de recepción deberían ser lugares de refugio, pero se han convertido en espacios de miedo y aislamiento, donde la violencia y la falta de servicios de apoyo son la norma”, señaló.
Lefteris Papagiannakis, directora del Consejo Griego para los Refugiados, también destacó que, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, los servicios en los centros de recepción han empeorado, especialmente en lo que respecta a los niños.
Ambas organizaciones instaron a las autoridades griegas a garantizar el acceso a servicios esenciales para los migrantes y refugiados, especialmente para los niños, y a priorizar su seguridad y bienestar. En lugar de continuar con los modelos de campamentos aislados, sugirieron cambiar a modelos de recepción urbanos y enfocar los esfuerzos en la integración temprana de los niños y sus familias desde el momento de su llegada a Grecia.
