La aerolínea azerbaiyana confirma que el accidente fue causado por “interferencias físicas y técnicas externas” según los resultados preliminares.
La aerolínea de Azerbaiyán (AZAL) informó este viernes que el avión Embraer 190, que se estrelló el pasado 25 de diciembre en Kazajistán, sufrió “interferencias físicas y técnicas externas”. Según un comunicado oficial, esta conclusión proviene de los resultados preliminares de la investigación sobre el accidente del vuelo J2-8243, que cubría la ruta Bakú-Grozni.
El accidente, que tuvo lugar cerca de la ciudad de Aktau, involucró a 67 personas, incluyendo cinco miembros de la tripulación. En el siniestro, 38 personas perdieron la vida, entre ellas tres tripulantes, y 29 sobrevivieron. Las víctimas mortales fueron principalmente azerbaiyanas, aunque también hubo ciudadanos de Rusia y Kazajistán a bordo.
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De acuerdo con la autoridad aeronáutica rusa, en las cercanías del vuelo se habían producido ataques de drones ucranianos en las ciudades de Chechenia, como Grozni, lo que activó un “plan de contingencia” en la zona. La compañía aérea señaló que este incidente ocurrió justo en el mismo período en que se registró el vuelo siniestrado de AZAL.
En respuesta a la creciente inseguridad en la región, AZAL suspendió todos los vuelos desde Bakú a varias ciudades de Rusia a partir de diciembre de 2024, tras la decisión de la Agencia Estatal de Aviación Civil de Azerbaiyán. Además, la aerolínea ya había cancelado los vuelos a Grozni y Makhachkala el 25 de diciembre, después del incidente.
La investigación sobre las causas del accidente continúa. Para ello, representantes de Embraer, el fabricante del avión, ya llegaron a Aktau para asistir en el análisis de los hechos. Asimismo, se espera la llegada de una delegación del Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (CENIPA) en los próximos días.
