Dulces como las colaciones, las galletas de moño y betunadas, al igual que la caña, mandarina y cacahuates, quedaron como una tradición decembrina de antaño.
Miguel Contreras, quien lidera el local “El Grano de Oro” con 20 años sirviendo a la clientela en el Mercado República, recuerda con añoro las tradicionales posadas que llevaban al antes negocio de su padre al éxito en la temporada decembrina, ofreciendo dulces tradicionales con los que las familias acostumbraban a llenar los famosos “bolos” para las posadas.
Aquellos dulces, como las galletas de moño, betunadas, de gragea, entre otras variedades; al igual que la caña, mandarina y cacahuates, quedaron como una tradición decembrina de antaño, pues hoy en día, las personas optan por otro tipo de productos de fábrica que con el paso del tiempo llegaron a reemplazar lo acostumbrado.
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Miguel, pasaba parte de su tiempo en el local de su padre desde los seis años y más tarde seguiría con el negocio familiar que aunque hoy ha cambiado parte de su comercialización ante la actual demanda, aún conserva la oferta de estos tradicionales dulces que incluían los bolos hace ya unos cuantos años.
Él, compartió que incluso varios de sus amigos y conocidos que se dedicaban hace un tiempo a la venta de estos dulces, tuvieron que quitar su local, pues ya no generaban ventas de dichos productos.
“Ya se han quitado muchos puestos, muchos amigos que yo tenía se han quitado y ahorita lo que se vende más son los bolos actuales. Los bolos tradicionales, lo que es la caña, la naranja, la mandarina ya no se venden, ya se acabó esa tradición”.
“Si nos sigue comprando la gente todavía, a una que otra que se le antoja, pero como antes, ya no, antes se llevaban mucho la caña, la mandarina a la naranja para hacer sus bolos, y ahorita ya no hacen, ahora puros bolos actuales”, detalló el comerciante.
Con una mirada nostálgica, recordó que de niño, su dulce favorito al llegar las posadas eran los huevito dulces, las colaciones y las galletas de moñito, al igual que las de canela. “La de Canela me trae más el sabor de la infancia, la de moñitos chiquitos son las que más me gustan las demás también, pero esas son mis favoritas”.
Preocupado por las bajas ventas, con el olvido de los productos, Miguel indicó que estas se han reducido hasta un 40 por ciento, pues en su gran mayoría, son solo las persona adultas mayores quienes los siguen adquiriendo, lo que deja atrás la que un día, para muchos fue una añorada tradición.