El juicio culminó el 19 de diciembre en Aviñón con la condena de los acusados, aunque algunos han anunciado su intención de apelar. Gisèle Pélicot, víctima del caso, se convierte en un símbolo global de la lucha contra la violencia sexual.
El juicio por violación en Mazan concluyó el 19 de diciembre con la condena de todos los acusados, quienes enfrentan penas que van de tres años de cárcel a 20 años de prisión. Sin embargo, algunos de los implicados han anunciado su intención de recurrir la sentencia.
El juicio, que se extendió durante cuatro meses, fue testigo de un momento de gran conmoción cuando Gisèle Pélicot, víctima del abuso, se dirigió a los medios de comunicación con un mensaje claro y firme.
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Conmovida pero llena de dignidad, Pélicot expresó: “Nunca me he arrepentido”, refiriéndose a su decisión de no aceptar que el juicio se llevara a cabo a puerta cerrada, lo cual permitió que su lucha se visibilizara ante el mundo. Esta postura la convirtió en un símbolo global de la lucha contra la violencia sexual.
La valentía de Gisèle Pélicot fue aplaudida por muchos, incluyendo al presidente Emmanuel Macron, quien a través de las redes sociales, reconoció su coraje: “Gracias, Gisèle Pélicot, por esta palabra de justicia que has defendido con tanta dignidad”. En el momento en que abandonó el tribunal, una multitud la vitoreó con gritos de “Gracias Gisèle”.
Por otro lado, los acusados tienen un plazo de diez días para decidir si apelan la sentencia. Dos recursos de apelación ya han sido presentados, y se espera que más acusados sigan este camino. Béatrice Zavarro, abogada de Dominique Pélicot, hermano de la víctima, no descartó la posibilidad de recurrir, indicando que se reuniría con él en prisión para evaluar los próximos pasos.
El riesgo de un nuevo juicio podría implicar penas más severas para los acusados, especialmente si se celebra ante un jurado popular, lo que podría resultar en una mayor severidad de las condenas.
Gisèle Pélicot, por su parte, mostró no temer a un posible nuevo juicio. Según uno de sus abogados, Stéphane Babonneau, la víctima afirmó estar dispuesta a afrontarlo si la salud se lo permite, ya que actualmente tiene 72 años.
Mientras tanto, la sentencia recibida fue vista como insuficiente por varios colectivos feministas, quienes se manifestaron afuera del tribunal, gritando “¡Vergüenza para la justicia!”. La fiscalía había solicitado penas de entre 4 y 18 años de prisión para los acusados, y la decisión final se consideró por muchos como un golpe a la justicia, especialmente ante la gravedad de los hechos y las pruebas presentadas.
El juicio de Mazan sigue siendo un tema de debate y reflexión, tanto en Francia como a nivel internacional, sobre el tratamiento de los casos de violencia sexual y el sistema judicial que los aborda.