El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, califica 2024 como uno de los años más difíciles para la isla debido a la crisis económica y energética, y resalta las sanciones de EE.UU. como la principal causa.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó este año como uno de los más difíciles para la isla, destacando los enormes esfuerzos realizados por el gobierno cubano frente a una crisis económica y energética profunda, que ha tenido insuficientes resultados. Estas declaraciones fueron hechas en el cierre de la actual sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el parlamento unicameral del país, donde el mandatario reconoció que la situación es su “principal insatisfacción” y objeto de una “profunda y severa autocrítica”.
Díaz-Canel no ocultó la magnitud de los problemas que enfrenta Cuba, subrayando que el país vive “prácticamente al día” en términos financieros, aunque con “señales positivas”, que, aunque limitadas, ofrecen esperanza para el futuro cercano. Según el presidente, las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos son la causa principal de la difícil situación. Señaló que las sanciones de Washington contra la isla tienen una “sistematicidad y saña incomparables”, lo que ha dificultado la capacidad del gobierno cubano para superar la crisis.
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Cuba enfrenta una severa crisis económica marcada por la escasez de productos básicos como alimentos, medicinas y combustible, y se ha visto azotada por largos apagones diarios que afectan la vida cotidiana de la población. La isla también enfrenta inflación galopante, lo que ha generado un aumento en los costos de vida y ha empujado a miles de ciudadanos a buscar mejores oportunidades fuera del país, lo que ha desencadenado una ola migratoria sin precedentes.
El presidente cubano mencionó que, pese a los avances en algunas áreas, como el aumento en la producción de alimentos, el país aún está muy lejos de satisfacer las necesidades de la población. “La producción de alimentos es una seguridad nacional”, subrayó, al reconocer que, aunque la producción ha aumentado, todavía no alcanza a cubrir la demanda interna. También destacó que el déficit fiscal previsto para este año ha logrado una leve reducción, lo que da una señal de que la recuperación podría estar en marcha, aunque con un impacto limitado.
Los últimos meses del año han sido particularmente complejos para Cuba, ya que el país sufrió el impacto de dos huracanes, dos sismos de gran magnitud y tres caídas totales de su sistema eléctrico nacional, lo que complicó aún más la ya deteriorada situación energética y económica. Estos desastres naturales fueron un golpe adicional para una población que ya enfrentaba enormes dificultades debido a las políticas internas y externas.
El mandatario cubano también hizo referencia al contexto internacional y la posibilidad de un segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos. Díaz-Canel afirmó que su gobierno está preparado para afrontar los desafíos que este escenario podría implicar, pero al mismo tiempo destacó la disposición de Cuba para dialogar y desarrollar relaciones de respeto con Washington “en pie de igualdad”. La situación con EE.UU. sigue siendo un tema clave para Cuba, ya que las relaciones con el país vecino son cruciales para cualquier tipo de solución a largo plazo a la crisis económica de la isla.
A pesar de las dificultades actuales, Díaz-Canel se mostró optimista en cuanto al futuro de Cuba, al resaltar que, aunque los resultados no sean inmediatos, las medidas implementadas por el gobierno empiezan a generar algunos frutos. No obstante, advirtió que los problemas estructurales que enfrenta la economía cubana, exacerbados por la pandemia y las políticas de Trump, continuarán marcando la agenda del país durante el próximo periodo.
A medida que Cuba atraviesa esta grave crisis, la solidaridad internacional y la estabilidad política interna serán esenciales para superar los retos del presente y avanzar hacia un futuro más próspero para la isla. Sin embargo, será necesario que el gobierno cubano implemente reformas más profundas y busque nuevas alianzas comerciales y diplomáticas que contribuyan a aliviar la presión económica.