El huracán “Helene” dejó más de 150 muertes y miles de millones de dólares en pérdidas en seis estados de EE. UU., siendo uno de los desastres naturales más devastadores de 2024.
El huracán “Helene” ha sido uno de los eventos climáticos más devastadores del 2024, dejando a su paso más de 150 muertes directas y miles de millones de dólares en pérdidas en seis estados del sureste de los Estados Unidos, según cifras preliminares.
Este huracán, el más mortífero desde “Katrina” en 2005, causó la mayoría de las muertes en Carolina del Norte, con al menos un centenar de víctimas. Además, la tormenta generó una amplia destrucción, especialmente en la zona montañosa de dicho estado.
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El huracán tocó tierra el 26 de septiembre en el noroeste de Florida, en la región del Big Bend, con vientos de 225 kilómetros por hora, convirtiéndose en el ciclón más potente de la región desde que se tienen registros. A medida que avanzaba hacia el norte, Helene se debilitó, pero continuó causando estragos en Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Tennessee y Virginia.
Carolina del Norte fue el estado más afectado, tanto por las pérdidas humanas como económicas. Según las autoridades estatales, los daños en la infraestructura y en la industria agrícola ascienden a más de 59,600 millones de dólares. Las intensas lluvias, que llegaron a los 76 centímetros en algunas zonas, provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra, causando daños a hogares, edificios públicos y cultivos agrícolas.
La evaluación de los daños es aún incierta, ya que el alcance del desastre ha sido tan grande que las estimaciones varían considerablemente. Mónica Escaleras, profesora del Departamento de Economía de la Universidad Florida Atlantic, señaló que la magnitud de los daños y la diversidad de sectores afectados dificultan obtener una cifra precisa en este momento. A pesar de ello, estimó que “Helene” es un ejemplo claro de cómo los fenómenos climáticos extremos están aumentando en frecuencia e intensidad, afectando gravemente la infraestructura y las cadenas de suministro.
En cuanto a las pérdidas agrícolas, un informe preliminar de la Universidad de Florida calcula que el impacto de “Helene” podría oscilar entre 40.3 millones y 162.2 millones de dólares, tras destruir más de 6 millones de acres de tierra cultivable.
El cambio climático fue un factor clave en la intensidad de “Helene”. Las altas temperaturas en las aguas del Golfo de México, alrededor de los 29.4 grados Celsius, contribuyeron a su desarrollo y empeoraron sus efectos. Un estudio preliminar de la red científica World Weather Attribution destacó que el cambio climático incrementó las precipitaciones de “Helene” en un 10 por ciento.
Se espera que la creciente frecuencia de estos fenómenos tenga implicaciones económicas graves, como el aumento en las primas de seguros y la posible retirada de coberturas en zonas de alto riesgo. Este cambio afectará especialmente a comunidades vulnerables, como la comunidad latina en EE. UU., que ha sido una de las más afectadas por los eventos climáticos extremos de este año. La organización Climate Power informó que muchas familias latinas, particularmente en Carolina del Norte, han perdido sus hogares debido a inundaciones y destrucción de sus viviendas, muchas de las cuales eran remolques, y han enfrentado barreras lingüísticas para acceder a la información sobre las labores de recuperación.
El caso de los trabajadores hispanos en una fábrica de plásticos en Erwin, Tennessee, que murieron al no ser evacuados a tiempo, es otro ejemplo de las desigualdades que afectan a la comunidad latina durante los desastres naturales, según Antonieta Cádiz, directora ejecutiva de la campaña Climate Power En Acción.
Con el aumento de las temperaturas y la intensificación de los fenómenos climáticos, se espera que huracanes como “Helene” se vuelvan más comunes en el futuro cercano, lo que plantea desafíos significativos para la gestión de riesgos y la protección de las comunidades más vulnerables.